Feliz Navidad (Parte 2)

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No sabía muy bien que hacer y no podía pedirle ayuda a Demian, el cual no salía de su habitación por preparar los regalos. Nunca había regalado algo o celebrado navidad y a pesar de que había visto muchas de estas celebraciones en mi labor como guardián siempre existía la constante inseguridad de que si lo que estás realizando en este mundo era correcto o no, más aún cuando no entendía "el arte de hacer manualidades" como Demian decía.

Me fijé en un set de distintos fieltros de colores que había dentro de una de las bolsas, en su empaque aparecían ideas muy lindas como muñequitos de fieltro que parecían agradables a la vista ¿y si hacía muñecos de fieltro como obsequios? Intenté recordar navidades que había presenciado, a los niños y niñas siempre les llamaban la atención los muñecos que lucían bonitos y aunque Demian no era un niño algo me decía que pensaba como uno. Saqué los distintos colores y leí las instrucciones en pocos pasos que salían ilustradas para niños, necesitaba hilo y aguja... busqué en las bolsas y encontré lo que quería junto a unos palos de helado ¿para que Demian había comprado tantas cosas?

Ahora la idea era ¿Qué regalarle? En ese momento me di cuenta que posiblemente no sabía muy bien las cosas que le gustaban... Supongo que si hacia muñecos de... ¡lo tengo!

Comencé a dibujar con dificultad en la tela para luego recortar con cuidado, era la primera vez que, hacia este tipo de cosas, por lo que me sentía completamente inseguro en lo que estaba realizando. Muchas veces corte un poco mis dedos con el filo de la nueva tijera, luego enhebrar la aguja fue la parte difícil, ya que simplemente no podía hacerlo.

Cada vez que la guja atravesaba las figuritas terminaba enterrada en alguno de mis dedos, dolía mucho. Cuando la frustración era mayor que cualquier otro sentir, el no hacer nada pasaba por mi mente, a final de cuentas, la navidad no era algo importante para mí. Sin embargo, el rostro sonriente de Demian al abrir sus regalos aparecía en mi mente y entonces la motivación volvía a mí, ya que quería ser la causa de que sonriera, el sólo hecho de pensarlo me hacía sentir un dulce cosquilleo en el estomago una de las sensaciones que más me gustaban en este lugar.

Mis manos dolían y tenía hambre, pero seguiría haciendo esto hasta terminar. Rellenar fue lo más fácil ya que eso no implicaba cortarme o pincharme con una aguja; cuando las figuras habían tomado forma me sentí feliz y orgulloso del trabajo que había hecho. Siempre pensé que sería malo haciendo cosas de humanos, sin embargo, al ver los 4 muñequitos de fieltro, pensé que no era un humano tan malo.

Cuando bajé, dejé los 4 regalos envueltos en papel dorado bajo el árbol mientras me dirigía a la cocina para comer de la comida china que Demian había pedido, no escuchaba a Cloud en la casa ¿habían salido?

Me senté en el sofá dejando al gatito sobre mi regazo mientras este jugando, comenzaba a arañar y morder mis dedos anteriormente maltratados a causa de la costura. El minino parecía divertirse y a mi eso me divertía también.

― Los perros no se me acercan o me gruñen, al igual que los humanos... ellos parecen no notarme, pero tú siempre me vez ― le dije mientras sentía sus pequeños colmillos enterrarse en mi dedo índice.

Maulló en respuesta mientras sacaba una cinta roja de mi bolsillo y comenzaba a hacer que el gatito la siguiera.

Me acurruqué con el animal, cubriéndolo con mi sweater, había comenzado a hacer un poco de frío y yo no sabía como encender la calefacción. Con el gatito entre mis brazos comencé a caminar de un lado a otro en la sala para entrar en calor, pero también por mi nerviosismo de no poder ver a Demian.

Mi corazón brincó al escuchar la puerta principal abrirse. Demian se asomó a la sala cargando un montón de bolsas. Su nariz y mejillas estaban rojas por haberse expuesto al frío.

Recuperando mis alasWhere stories live. Discover now