Epilogo 2: lo que recuerda el corazón

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Desperté de aquel hermoso sueño, con pereza, pensando en la larga jornada que viviría hoy en el lujoso hospital en el que el profesor Payne me habia recomendado para realizar mi internado. Los doctores y enfermeras se aprovechaban de mi por ser el chico nuevo y sin experiencia por lo que me solía cansar mucho mas de lo normal. Aunque me gustaba el ambiente en el que trabajaba, era un buen lugar y a pesar de todo, todos eran muy amables conmigo.

Salí del nuevo piso en el que estaba viviendo, observando con una sonrisa la amplia habitacion de blancas paredes y casi vacía por la falta de muebles, pero me sentía feliz, nunca habia pensado que podría tener un piso asi en la parte céntrica de la ciudad, nunca habia pensado que hubiera podido avanzar tanto.

Me puse los auriculares y comencé a caminar animado al ritmo de música de los 80's y 90's, la única que valía la pena, mientras observaba con terror el metro repleto de gente apretada.

Para llegar a aquel renombrado y costoso hospital debias tomar un metro y el autobús, por alguna razon parecía como si los adinerados hicieran todos sus edificios al fin del mundo para que la gente normal no se mezclara con ellos. Las calles siempre estaban limpias y vacías. El hospital se podia ver a lo lejos con sus vidrios siempre perfectamente limpios y con alguna enfermera con traje impecable fumando a la lejanía en compañía de algún curioso acompañante.

Me adentré al lugar saludando a todos los que se cruzaban en mi camino y corriendo a los camerinos para cambiarme, intentando recordar el rostro de la persona que aprecia en mis sueños como siempre lo hacia ¿Por qué los rostros de los sueños siempre son borrosos?

Comencé a revisar mi itinerario y a buscar al doctor que me supervisaba para ver que cosas tenía que hacer o si habia algún cambio en la agenda.

—¡Ahí estás Green! — me dijo el hombre con el rostro repleto de botox — Sabes hay un cambio en la agenda. — me dijo fingiendo tristeza, aunque le salía bastante mal por la gran cantidad de botox que tenia, la única expresión que mostraba era una sonrisa aun mas falsa.

—¿Qué tipo de cambio? — pregunté obediente.

—Hace unas semanas nos llegó un paciente problemático a la suite y las enfermeras están teniendo problemas al igual que los doctores, tú eres joven y lleno de vida, estoy seguro que no será nada para ti. — me sonrió entregándome una carpeta con los datos del paciente mientras a mi espalda unas enfermeras murmuraban "pobresito, no sabe lo que le espera"

—¿Que debo hacer? — pregunté con duda al cirujano.

—Mantenerlo vivo Green, serás su niñera mientras esté en este hospital o te eche de su suit, sus parientes son grandes inversionistas y piensan hacer una importante donación por hacer la vida del paciente más fácil.

El paciente tenía insuficiencia cardiaca y respiratoria, por lo que veía la cirugía de baipás no era viable por su condición delicada y debería mantenerse postrado sin hacer mucho esfuerzo físico hasta que apareciera un donante de corazón, lo cual podía tardar años.

Comencé a tararear mientras me adentraba a la gran habitación del tercer piso del hospital, aquel paciente debía de tener un montón de dinero para pagar esa habitacion y a los mejores doctores, aunque ahora solo enviaran a un interno.

—¡Dije que no quería nada! — escuché un grito al abrir la puerta seguido de un silencio sepulcral.

Me quedé embobado observando al débil chico de cabello plateado que postrado en la cama me miraba con sus ojos celestes a punto de soltar lagrimas, su rostro me parecía tan conocido, su voz y su expresión al borde de las lagrimas. mientras mordía su labio. Su respiración comenzaba a acelerarse mientras de un momento a otro se levantaba de un salto.

Recuperando mis alasWhere stories live. Discover now