Disonancia en mi cabeza

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La tarde siguió su curso con el albiceleste y Memo recostados en su cama al son del calor de sus cuerpos, gozando del silencio.

—Te ves muy cansado... —bisbiseó Memo de repente, observando las pequeñas bolsas debajo de sus ojos más marcadas que aquella vez en el aeropuerto de México—. ¿No has podido ni respirar, verdad? —negó más para sí, ahuecando una de las mejillas del albiceleste y este cerró los ojos gustoso—. Tanta cámara y persona hostigándote la mitad del mes debe ser un dolor de cabeza.

—Solo faltan dos meses y medio. —murmuró dedicándole una sonrisa ladina, volviendo a abrir los ojos. Su rostro estaba a escasos metros del suyo y las ganas de besarlo le invitaban a acercarse un poco más—. Después, seremos libres.

Memo torció la boca, aferrado a la salud del albiceleste.

—Para cuando se cumpla el plazo, vas a estar a un paso de las puertas de la Vírgen. —mencionó trazando el puente de su nariz, ensimismado al tacto de su piel tan tersa—. Hoy llegaste y mañana mismo te vas... ¿Por qué no hablas con tu padre y le dices que te de unos días más?

Lionel se arrugó la nariz, rechazándolo casi por acto reflejo.

—El viejo es muy estricto en esas cosas... no quiero quilombo en las últimas. Mejor, pasemos a lo tuyo, que tremendo hijo de puta me dejaste plantado en Año Nuevo sin más, y yo que quería iniciar el año a tu lado. —Una risilla salió de sus labios—. ¡Contáme cómo es que decidís algo así en cuestión de horas, boludo!

—Llamé a Guardado, y juntos estuvimos con el representante viendo cláusulas y firmas de acuerdo. —confesó largando un suspiro—. Sentía que aún tenía algo que dar después de Qatar... un último rayo de luz, y esta oportunidad llegó para probarme que puedo enmendar mis errores como-

—Pará, pará. ¿Cómo que errores? —intervino Lionel frunciendo el ceño—. ¿Seguís con la carga de que es tu culpa y eso? Si ya te dije que diste todo de ti para llevar al equipo a más partidos y encima sobrellevar el tema de la afición con tanta-

—Lio, sé que tus palabras vienen de un lugar de apoyo, pero no es algo que puedas llegar a dimensionar de tu lado del balón. —dijo Memo, removiendo sus manos de su rostro pero Lionel se apresuró a dejarlas en su lugar, entrelazando sus dedos por instinto—. Un portero siempre le irá mal. —se sentó sobre el colchón, distanciándolos un poco—. No importa si gana el partido su equipo porque el rival dirá que el delantero la falló y debería repetirse el tiro. En cambio cuando pierde su equipo, toda su afición se le va al cuello, cuestionando el porqué la selección lo escogió como titular, o el porqué está siquiera en primera división. Pase lo que pase, siempre hará algo mal.

El albiceleste se incorporó para sentarse, y se colocó frente a él.

—¿Me estás cargando? Si yo también tenía arquero en la scaloneta, Guille. El Dibu es alto personaje, y también la sufre cuando no atajaba los balones. —respondió buscando conectar su mirada con la del rizado, pero este se negaba—. Todas las posiciones tienen la carga de: "Si la cago me cagan a trompadas" pero al final estás ahí porque hay algo especial en ti que millones de personas no tuvieron. ¡No tenés porqué castigarte tanto, nene!

Memo largó un suspiro entrecortado, y permaneció con la vista clavada al suelo.

Solo está intentando animarlo. ¿Por qué no lo acepta?

Tensó la mandíbula.

Las voces diciéndole que estaba hablando con el mejor jugador del mundo, la estrella y leyenda del fútbol, y el delantero más brillante de la historia, atormentaban su mente recordándole su lugar ante él.

¿Quién es un Guillermo Ochoa al lado de Lionel Messi?

Las miradas se las robaría el albiceleste. La ovación de pie la recibiría Messi. El respeto lo tendría el mítico número 10 de Argentina. Él pasaba desapercibido estando con Lionel.

"¡No, no! ¡No pienses en eso!" —se reprochó a sí mismo.

Las palabras de aquel reportero volvieron a sus oídos y el nombre del astro brasileño atravesó su pecho sin piedad. ¿Él también tuvo a Lio a su merced como él lo hizo hace unas horas? Al menos él se nivelaba en los mismos equipos, y como figura pública imponía mucho más que él.

La prensa no los compararía siempre dejando a uno escalones bajo tierra.

Él sería un buen partido para el albiceleste.

El estómago le dio un vuelco.

¿Qué está diciendo?

—¿Guille? —susurró el albiceleste, con el brillo de sus ojos perdiendo intensidad—. ¿Estás molesto?

—No... —dijo conectando su mirada con la suya, sus ojos escocían—. ¿Por cuánto tiempo me dijiste que vas a estar allá en Barcelona?

—Hasta terminar enero... —replicó sin muchas ganas de querer seguir el tema—. Guille, ¿dije algo-

—¿Y París? —intervino Memo, leyendo las intenciones del albiceleste.

—Guille, si dije algo-

—Quiero terminar bien el día contigo. —volvió a detenerlo Memo, largando un suspiro abatido—. ¿Podemos dejar esto así, cielo? ¿Por favor?

Lionel lo miró, debatiéndose internamente si realmente dejaría pasar por alto el sufrir del rizado, a la par que compartía su deseo de querer terminar sus veinticuatro horas juntos en buena armonía.

—Es que no voy a dormir si no me decís-

Los labios del guardameta sellaron los suyos obligándolo a callar y seguir el beso hasta que ambos necesitaran separarse para tomar aire.

Lionel suspiró rendido, siguiendo el beso resignado a no obtener respuestas por el momento por más que buscara.

•••

La mañana siguiente llegó a su departamento, y el peso de la cama volvió a ser el de antes.

Extrañado, abrió los ojos para encontrarse con que el albiceleste había abandonado la habitación.

El vacío en el pecho lo invadió rápidamente, y su vista dio con una pequeña nota al filo de la mesita de noche.

La tomó entre sus dedos;

"Tuve que irme antes o mi viejo me colgaba a un poste, gracias por el día juntos... fue muy especial.

Por favor, decíme qué pasó anoche por tu cabeza que te viniste abajo y ya no fuiste el mismo...

Prometo entender lo que sea que haya cruzado tu mente, y no volveré a opinar más si vos querés.

—Lio

Una sonrisa agridulce pintó su rostro mientras se preparaba para hacerle frente al nuevo día y sus manos guardaban la nota en su cajón.

¿Qué habrá hecho para merecer a Lio?

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Feliz Año Nuevo!!!

Habrá maratón? No c, vamos viendo, pero por lo mientras disfruten este cap

xoxo

La vida después de ti || MECHOADonde viven las historias. Descúbrelo ahora