FINAL: |Un legado que cuidar|

644 139 123
                                    

10 años después.

Memo corría a toda velocidad con Ciro Lucciano sobre sus hombros dándolo todo por escapar de un muy molesto Lionel que recién se enteró que su cachorro había estado entrenando a escondidas al fútbol desde los tres años con su padre, y producto de ello, llevó la copa ganadora de su equipo en la escuela como buen vencedor a casa, desmantelando su engaño.

—¡Francisco, vení acá que te cargo a trompadas! —amordazó el omega pateándole la única pelota de plástico que tenían en casa desde que Ciro nació y resultó en un golpe certero en las piernas del guardameta—. ¡Tremendo mentiroso que me hiciste al cachorro!

—¡No le pegues a papi! No pensábamos que llegaríamos tan lejos! —chilló Ciro defendiendo a su padre y Memo le hizo segunda asintiendo frenéticamente, cansado de correr—. Papi me dijo que te dijera, pero no quería que supieras porque aún no estaba seguro si quería seguir jugando.

Lionel le dedicó una mirada escrutadora a Memo al hacer contacto con sus ojos marrones para después suavizar su expresión al llevar la vista a su cachorro.

—¿Pero tantos años, nene? —cuestionó en un tono más herido—. ¿Cuántos partidos no me perdí porque vos quisiste esperar demasiado? ¿Qué posición juegas?

Ciro volteó a ver a su padre por autoreflejo que poco a poco lo deslizaba de sus hombros para posicionarlo en el suelo, y en voz baja, susurró;

—Soy portero como papi.

Sus rizos caían sobre su frente como pequeños resortes en toda su cabeza mientras sus dedos jugueteaban entre sí.

Una sonrisa pintó el rostro de Lionel, arrodillándose sobre una pierna hasta llegar a la altura de su hijo.

—Che, entonces tiene que entrenarte bien para ganarte ese guante para mejor arquero, o no? —murmuró levantando el mentón de Ciro y este asintió despacio—. ¿Me vas a dejar acompañarlos a partir de ahora?

—Si, pero no vayas a jugar como antes de que conocieras a papi. —bufó formando un puchero, causando que Lionel frunciera el ceño sin comprender—. Es que siempre anotabas muchos goles, y yo quiero pararlos todos.

Una carcajada sonora salió de Lionel, negando para sí para después mirar a su cachorro entretenido.

—Pero es que ese era mi trabajo, nene, ¿cómo pedís que no lo haga?

Ciro permaneció serio y de brazos cruzados al pecho, firme a su decisión haciéndole acceder finalmente.

—Dale pues. —largó un suspiro animado—. Solo jugaremos amistoso entonces.

—¡SIIIII! —rugió Ciro abalanzándose a los brazos de Lionel, siendo atrapado por estos rápidamente—. ¡Es una promesa, no puedes romperla!

Memo, quien contempló todo desde el principio a pocos metros de ellos, reía por dentro al imaginar que su omega estaba siendo fiel a su palabra, pues no era un secreto que incluso con su propio cachorro, la costumbre de ser competitivo lo seguía hasta los huesos, y pensar que ahora se tragaría su orgullo por ver a Ciro feliz, le daba a su pecho una sensación de alegría y ternura.

Con mucha cautela e inteligencia, Memo logró entrar en escena al abrazo, posicionándose detrás de Lionel mientras llevaba su mentón al hombro del rosarino y así lograr hablarle al oído.

—Y no te vayas a sentir mal, pero ya me dijo que quiere debutar en la selección mexicana. —susurró notando la espalda de Lionel erguirse listo para protestar, por lo que Memo se apresuró a decir—: Tendrás que darme otro cachorro para sembrarle la idea de hincha argentino y que se quede ahí.

—¿Voy a tener un hermanito? —jadeó Ciro separándose con los ojos muy abiertos—. ¿Cuándo va a nacer?

Memo y Lionel soltaron a reír mientras la idea les pasaba por la cabeza, contemplándola por unos segundos.

—¿Te gusta la idea? —dijo Lionel atento a las palabras de su cachorro.

—¡SI! —chilló emocionado saltando de un lado a otro—. ¡Así jugaría conmigo todo el tiempo, yo lo cuidaría siempre y compartiríamos juguetes sin parar!

Los tres rieron animosos, aún con el césped cosquilleando sus pieles.

—Entonces si. —mencionó Lionel lanzándole una mirada juguetona al ex guardameta, quien solo se ruborizó y apartó la vista—. ¡Pero ahora vamos a celebrar que trajiste la copa!

—¡Si, hay que festejar comiendo tortas con mate en la casa de la abuela Naty! —farfulló llevando los brazos al cielo mientras corría de nuevo a casa—. ¡Y de postre una chocopastel!

Chocotorta, Ciro. —corrigió Lionel.

—¡Eso, eso, eso! —asintió su hijo moviendo el dedo índice de arriba hacia abajo como en la caricatura del Chavo para después perderse por las puertas de entrada.

Lionel puso los ojos en blanco, y se giró a mirar a Memo.

—A este pibe le hace falta ir a Argentina otra vez. —dijo decidido, haciéndole reír entretenido al rizado mientras daba un corito asentimiento—. Sus abuelos no lo ven desde que tenía cinco.

—Esta navidad la pasamos con ellos, ¿si? Además, sería una buena ocasión también para decirles que... —susurró Memo tomando a Lionel por sus caderas, reclinando un poco su pecho al frente con la espalda del albiceleste, mandándole escalofríos a su cuerpo teniendo el aliento caliente de su alfa chocando contra su cuello—. Estás en cinta otra vez.

Las mejillas de Lionel se tornaron rojizas a más no poder mientras que Memo reía de ternura y picardía.

—¿Hoy después de que se duerma? —susurró Lionel depositando un corto beso en los labios de su rizado.

—Hoy después de que se duerma.

Ambos exjugadores sonrieron en complicidad a la par que ingresaban en casa en busca de su cachorro para ir a festejar a la casa de su abuela como pidió, y una vez lo encontraron, los tres salieron con dirección al hogar de los Ochoa listos para darles una nueva noticia que dentro de un año, tendría por nombre Celia Natalia, siendo la hincha y delantera más argentina que Lionel pudiera pedir.

—Abuela, ¿puedo jugar yo?

FIN

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Se acabó!

Muchas gracias por tu tiempo, votos, comentarios y apoyo en general.

Si llegaste a este punto, quiero decirte que en verdad me has hecho la persona más feliz del mundo porque alguien que no sea solo yo se interesó lo suficiente como para leer mi historia, y realmente, vale mucho.

Si reíste, lloraste, te enojaste o pasaste por todos esos juntos mientras leías, quiero decirte que es el mejor cumplido que puedes darme porque logré que una historia con personajes ficticios lograran conmoverte a tal manera que sintieras algo a lo largo de su desarrollo.

No me queda más que quitarme el sombrero y lanzarles rosas mientras despido esta bonita historia que me abrió las puertas a conocer tan lindes lectores aquí.

Siempre que puedas, y recuerdes esta historia, pásate a la primer obra, y déjame un comentario que diga; "Releyendo" para que los nuevos lectores sepan que el fic es especial para ustedes y le están dando una segunda oportunidad para disfrutarlo.

Con cariño,

Fernanda.

La vida después de ti || MECHOADonde viven las historias. Descúbrelo ahora