Capítulo IV

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Al verlo de esa forma tan lasciva Hua Cheng respiró profundamente y tragó en seco, se sabía molesto por lo ocurrido anterior a esta situación, pero ver esta faceta de Xie Lian, el verlo tan expuesto, lo hizo desear más de él y se sentía egoísta por ello.

Decidido, se acercó a él y acarició uno de sus muslos, pasando su fría mano por la caliente piel de su Dios, un toque que pasó de ser suave a salvaje, ya que lo apretó con fuerza haciendo que floreciera una marca rojiza que duraría una cantidad considerable de días, Xie Lian ante ello gimió, su rostro se contrajó de una forma placentera ante la expectante mirada.


—Ah... San Lang, solo dámelo, ¿Sí? — le dijo jadeante.

—No sé a qué se refiere, su alteza — el solo jugó con él.


Acercándose más, su respiración agitada choco en la piel del Dios, su lengua húmeda se deslizó por la longitud de su muslo hasta terminar en una de sus regordetas nalgas, la cual besó, mordió y dejó llena de marcas.


Esto le encantaba.


—San Lang... Tú sabes a lo que me refiero... — repitió.

—Puedo jurarle que no lo sé, gege.


Divertido, paseo su lengua traviesa por toda la piel de sus nalgas hasta llegar a ese lugar especial entre ellas, el cual no dudo en probar, paso su lengua una vez y saboreo el sabor de su Dios, el cuerpo que había probado se tensó nuevamente al sentir su lengua intrusa en aquel lugar, deslizándose, provocándolo, causando que las piernas comenzaran a temblar.

Mientras más lamía, más gemidos salían de la boca de su acompañante.

La lengua intrusa detuvo su recorrido, después de dejar esos dos bollos de carne llenos de marcas rojas, el miembro de Xie Lian estaba completamente duro y goteando liquido preseminal, en este momento, con tal vista ante su ojo... solo podía pensar en penetrarlo.

Volteando a ver a su esposo, Xie Lian notó el deseo en su mirada, su propia mirada también reflejaba lo mismo, movió su cuerpo incitándolo a ir por más y Hua Cheng no dudo en hacerlo.


─Tan lascivo... ─ susurró en su oreja.


La punta del pene de Hua Cheng se alineó en la rosada entrada, Xie Lian enterró su rostro en el colchón mientras que poco a poco era penetrado, sentir a su esposo abriéndose paso en su interior siempre era una sensación extraña que le resultaba gustando y en este momento tan poco lucido, sentía cosquillas a medida que se enterraba más y más, el calor en su vientre aumento y su razón se fue por la ventana, en este momento en lo único que deseaba pensar era en el duro pene de San Lang atravesándolo duro y rápido.

Gimió, se mordió los labios y volvio a gemir, mientras que las penetraciones de Hua Cheng se hacían más constantes y aumentaba la rudeza, las manos de su calamidad jamás se quedaban quietas, siempre jugaba con su cuerpo de formas maravillosas y desconocidas, siempre lo incitaba a más y el disfrutaba de todo ello. Mientras sus manos pálidas acariciaban su cuerpo, una de ellas tomó su mentón con fuerza y la otra se asentó de forma dominante en su cadera, apretándola, obligándolo a moverse a su delicioso ritmo.

La habitación se llenaba de sonidos acuosos, gemidos y jadeos compartidos, el traqueteo de la cama, el ambiente era tan caliente y estimulante, Xie Lian se sentía en un plano más allá de los cielos, el pene de su San Lang se golpeaba en ese punto dulce en su interior, la mano que estaba en su cadera se deslizaba traviesamente a su endurecido miembro y lo acariciaba de forma suave, aplicando una fuerza que lo hacía querer gritar por lo placentero que se sentía, gimió su nombre y unas cuantas lagrimas se deslizaron por sus rosadas mejillas.

Noches Rojas en Ciudad Fantasma [ Hualian | En emisión ]Where stories live. Discover now