CAPÍTULO. 24. Falsas propuestas.

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Alex Celman:

Estas semanas junto al atleta han sido inolvidables, estar a su lado siempre es todo lo que pido en esta vida. En estos días conviviendo con él y su hermano menor logré conocer una parte de él que nunca imaginé que conocería, Derek a pesar de ser un chico frio e insoportable en el fondo es un buen sujeto, esos que amas hasta no poder. En estos momentos he sido afectado por su encanto.

El Señor Wagner por otra parte ha buscado la redención, se mantiene sobrio y asiste a un grupo de apoyo de alcohólicos anónimos. Es un gran paso que ha dado ya que si quiere recuperar el aprecio de sus hijos tiene que cambiar y esta vez tiene que hacerlo enserio y mantener su palabra.

Hoy es la última noche que la pasaré junto al atleta, mañana regresará a la casa de su padre, aún tiene dudas en volver ya que su padre lo ha hecho antes; manipularlo con estar sobrio paraque no se vaya. Sin embargo Derek está dispuesto a darle una última oportunidad, dejó que se llevara a Dorian esta noche, salir con su padre hacer algo divertido podría remplazar esos malos recuerdos. Lo que indica que tenemos la habitación para nosotros solos...

Dejo besos húmedos por su abdomen mientras bajo en línea recta, me detengo en los apenas notorios vellos púbicos que yacen debajo del ombligo. Con la lengua lamo esa zona erógena, el atleta ríe y subo la mirada para ver esa perfecta sonrisa.

― ¿Qué rayos intentas hacerme? ― se hace el ingenuo y con los dientes tiro del elástico de su ropa interior.

― Estas a punto de averiguarlo ― le digo travieso y se acomoda llevando ambas manos detrás de la cabeza y alzando las caderas, se le remarca el pene en los pants grises. Es una invitación para que prosiga.

Jugueteo con el bulto, ronroneando como gato y acariciando con las mejillas y nariz el pene enrocado. Cambio de lugar situándome en medio de sus piernas, subo la mirada y veo como este me mira con deseos impuros. Quiere que se la chupe, yo quiero divertirme un rato.

Le quito los pants grises, muerdo, lamo y jugueteo con la hinchazón que se formó en su bóxer negro. Acaricio sus piernas mientras amago mordiscos en su miembro que no para de agrandarse, resopla exaltado sacándome una risa malévola.

Este hombre cada vez despierta dentro de mío la parte que resguardo con cadenas y candados. Con la manos le aprieto la polla, jadea enseguida y subo hasta sus labios para estamparle un beso voluptuoso. Queda fascinado y al momento de separarme por falta de aire, sostiene mi cabeza guiándome nuevamente a su boca. No dejo de masajearle la polla por encima de la tela mientras que él se rehúsa a dejar mis labios.

La temperatura sube y es ahí donde no sé si es la calefacción elevada o nuestros cuerpos emanando calor. En la habitación el silencio es obstruido por el canto de nuestros besos agresivos. El atleta baja hasta mi cuello, muerde de pronto y aprieto su miembro por instinto, ambos jadeamos para luego sonreír y volvernos a besar.

Disfruto de sus besos, de cómo su lengua se mueve dentro de mi boca y nuestras salivas se mezclan. Se me enrojecen los labios y lo detengo abandonando su boca. Mis labios buscan besar otra parte de su cuerpo.

Lo empujo y cae tendido a la cama, no se opuso ante lo que yo buscaba. Despacio me deslizo por todo su abdomen y mientras lo hago dejo marcas que señalan mi territorio. Se tensa cuando ubico las manos alrededor de su ropa interior, tiro lentamente hacia abajo sin perderme ni un segundo de sus expresiones faciales.

El falo se libera de la tela que lo retenía, erecto y pulsante, decorado con venas protuberantes. Desde su glande se derrama fluidos viscosos e incoloros, anhelando pasar mi lengua por esa parte roja abultada y saborear el líquido producto de la excitación.

Mr. Hyden © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora