𝑨𝑵𝑶𝑵𝑰𝑴𝑶𓂅𓄹𝕸𝖎𝖓𝖇𝖎𝖓

01; chocolates

Después de que la presidente de la clase nos diera ésta nueva dinámica para que nos unamos como compañeros, puso como regla que todos lleváramos los regalos en una bolsa de color negro.

Por el momento no me importaba mucho la dinámica que se estaba dando, pues no tenía muchas ganas de esto. Una castaña me llama desde lejos y me hace seña para que me acerque a ella.

Sabía exactamente para que me llamaba, era para sacar el papel con el nombre de la persona a la cual debía obsequiarle algo.

Meto mi mano a la bolsa celeste y sin mucho rodeo saco un papel perfectamente doblado, me tomo el tiempo de desdoblarlo y pestañeo varias veces sin creerlo.

Lee Minho

Entre tantos compañeros y con pocas posibilidades de que me toque él, pasó. Me tocó la persona que me gusta y también mi mejor amigo. Trato de ocultar lo más que puedo mi emoción y sorpresa y vuelvo despacio a mi banco en dónde Minho está sentado sobre la mesa.

—¿Y quién te tocó nene?— me pregunta sin despegar la vista de su celular.

—No te diré— dije como si no me importara.

Me mira unos segundos y luego vuelve su vista a su celular. Siento como lo llaman desde la misma dirección en la que llegué y él sale caminando tranquilamente.

—oh mira~~ ahí va honnie— dice una de las chicas que esta a unos metros— ojalá le toque yo.

Sola la miro ilusionarse y admirar al castaño, no es noticia que Minho es de los más deseados en la escuela, su linda cara que hace que te quieras colgar de su cuello y quieras besarlo, su personalidad de chico malo que quieres que te golpee pero que a la vez es un chico tierno. Y como si fuera poco es alto. Realmente Dios tiene favoritos.

—Yo ruego haberle tocado a Bibi!!— escucho que dice otra de las jóvenes, mientras ella me miraba y se sonroja.

Ruedo levemente los ojos al escuchar ese apodo que me había puesto, realmente odio que ellas me llamen así.

Escucharlo todo el día por los pasillos ya me habían hecho odiar ese apodo, y si, yo también era uno de los favoritos aquí aunque no quería serlo, tampoco entendía porque lo era. Pero de todas formas se sentía genial llegar y robar varios suspiros.

Escucho la risa sarcástica de Minho atrás mío, instantáneamente me doy vuelta y lo miro. Tenía su papel abierto entre sus dedos y lo miraba con gracia.
Camina en mi dirección, mientras rompe el papel en dos.

—No entiendo porque hacen estás ridiculeces, si no me van a regalar chocolates no quiero nada— dijo insatisfecho mientras se tiraba en su silla.

Simplemente ignoro su disgusto y me pongo a pensar que debería regalarle, talvez algo no muy obvio para que no se de cuenta que soy yo o algo no muy extravagante. Talvez debería pensarlo más en casa.

La mañana transcurrió normal hasta que llegó la hora de salida. Nos saludamos con Minho en la puerta y cada uno tomó su rumbo a casa.

Llegué a casa me saqué el uniforme escolar y me acosté pensando que sería lo ideal para Minmin.

Había decidido comprarle un anillo de plata, recuerdo perfectamente cuando se quedó viendolo esa vez que fuimos a pasar la tarde juntos, fui al baño y cuando volví estaba enfrente de la vidriera mirándolo, lo observé por un ratito sin que se de cuenta y cuando me arrime vi el anillo y no me sorprendió que lo quisiera. El mismo era bastante fino, con un gatito en dónde las orejas es lo que más resaltaba ya que tenían piedras negras en ellas.

Envolví la caja con papel de color rosa, trate de ser lo más cuidadoso y prolijo. El resultado me agradó demasiado, pero sentía que faltaba algo.

Chocolates

No podía dejar a Minmin sin sus chocolates.

Metí ambas cosas a la bolsa negra y la observe, mi corazón latía rápido y mis manos sudaban.

Ojalá no se de cuenta que soy yo

Me acosté cubriendome con las sábanas mientras veía la bolsa sobre mi escritorio, hasta que poco a poco me fui quedando dormido. Esperando que mañana no sea un día desastroso.

Duerme bien Honnie.

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Acá les dejo un poco de anónimo, espero que disfruten el capítulo. Pronto seguiré actualizando. Besos!