[Después de que sus esposas les insinuaran sobre la gran cercanía entre Enzo y Julián, los jugadores comienzan a sospechar que no tienen solo una amistad.
¿Es una confusión o una realidad? ¡No importa, mientras dejen a Alejandro ser el padrino!]
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“Tienen agua, protector solar y gorras, por favor cuídense, hace mucho calor y hay muchísima gente” Pablo Aimar le dejó una caja a Rodrigo con las cosas que mencionó. La verdad era que el país entero era un desastre, un armonioso desastre.
“Dale Pablito, ¡ya nos ponemos el agua!” En pedo pensó Aimar. Este chico ya estaba en pedo y era el encargado de llevar las cosas más importantes, no le veía un buen final a el recorrido.
Ya habían subido todos, las puertas se abrieron y entre más avanzada el micro más se escuchaban los gritos eufóricos de los hinchas que ya tomaban la autopista y llenaban cada una de las rutas con banderas argentinas extendidas a la largo de ellas. Se sentían bien, demasiado bien quizás, puesto que nadie estaba realmente controlando las bebidas ni sus reacciones. Se encontraban en casa hace ya un par de horas, pero apenas ahora podían sentirse en ella.
Todas las futuras discusiones que se podían tener sobre el tema poco profundizado relacionado a los fanáticos de River se dejó a un lado. Más tarde tendrían tiempo para hablar de aquello, no era algo que realmente los involucrara directamente pensaban los jugadores. Los jugadores excepto Scaloni, que aunque a pesar de haber dado un comentario de apoyo, pensaba en que debería hacer si eso fuese cierto. ¿Las críticas? ¿La reacción ajena? Había tenido que cancelar citaciones al mundial debido a polémicas de otros jugadores, no quería eso para la nueva generación que tenía un futuro indudable con y sin la selección.
El recorrido aunque tuvo un desenlace casi trágico y no fue concluido había sido para recordar. Bajaron del micro como pudieron, la mayoría de ellos estaban claramente ebrios y quemados, muy quemados. Fue tagliafico que antes de bajar tropezó con una caja que cayó en un rincón del techo.
“¿Teníamos protector solar y gorritas?”
“Me estás boludeando, mira como estoy Nico, ¿por qué no dijiste antes, tarado?” Lisandro agarró uno de los protectores y se los aplicó en su piel ya quemada, de nada iba a servir, pero el fresco del producto le causaba una sensación de alivio.
“Yo ni sabía que había una caja acá, ¡¿Quién trajo la caja?!”
“¡Ah sí! ¡Hay una caja con gorras, agua y protector!” De Paul seguía saltando con la copa falsa en la mano, quizás un poco de agua le vendría bien.
“Al bolu este le dieron eso.” Scaloni los miraba incrédulo cómo se aplicaban el protector, a pesar de que el viaje estaba terminado.
“Licha, ¿Me pones un poquito acá en la espalda que no llego?” Julián se acercó a Lisandro con otro de los protectores en sus manos y se dió la vuelta dándole al espalda, ya se había sacado su camisa morada, no le daba vergüenza estando con sus amigos cerca de él, pero con millones de personas viéndolo sentía hervirle la cara.
Martínez se puso un poco de protector en la mano preparado para echarselo a Álvarez, cómo iba a decirle que no. Sentía a Juli como un hermanito pequeño. Pero Lisandro nunca llegó a tocar la espalda del número nueve.
