[Después de que sus esposas les insinuaran sobre la gran cercanía entre Enzo y Julián, los jugadores comienzan a sospechar que no tienen solo una amistad.
¿Es una confusión o una realidad? ¡No importa, mientras dejen a Alejandro ser el padrino!]
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El despertador sonó a las seis, Julián apagó su teléfono y apenas miró a la cama junto a él sintió una molestia en el estómago. Enzo ya se había ido.
Caminó arrastrando los pies por los pasillos hasta el gimnasio, y lo que vió lo hizo sentirse peor. El número veinticuatro se reía con fuerza junto a Nahuel, sin problemas, con entusiasmo.
¿Acaso el problema era él? Entró con la mirada concentrada en esa situación, sus ojos se volvieron a encontrar, Julián quiso sonreírle pero Fernández de inmediato corto el lazo. Se dió la vuelta, efectivamente, el problema era él.
Se sintió desconcertado, no sabía bien para donde ir, porque ellos siempre calentaban juntos y no lograba entender porque su amigo lo evitaba. La escena de la noche anterior lo desconcertó, y ahora no podía decir si era un mal mes o el mal era él.
Tuvo la suerte de que Lisandro entró detrás suyo, se miraron unos segundos, cómo queriendo preguntarse algo y él que dió ese paso fue Martínez.
"¿Calentas conmigo Julito?" Licha pasó las manos por sus hombros y se acomodo detrás suya, empujándolo un poquito para que camine a las cintas de correr.
"No me dejaste ni responder" Se quejó Julián entre risas, en realidad no le molestaba, Lisandro le caía bien, ambos compartían un humor similar, tenerlo cerca era sanador cuando extrañaba convivir con sus hermanos.
"¿Qué pasa? ¿Se pelearon?" La voz de Molina hizo que Enzo se vuelva a conectar a la realidad, su ceño estaba fruncido mientras miraba a los dos últimos en ingresar al gimnasio reírse tan felizmente. Casi se le revienta una vena cuando escuchó a Martínez dirigirse al cordobés como "Julito", solo él le decía así.
"¿Quién?"
"Vos y Juli, lo estás matando con los ojos."
"Se dice lo matas con la mirada, no con los ojos, tarado." La voz de Dybala hizo que Nahuel se carcajeara, su acento cordobés era siempre divertido para él. Enzo puso los hombros rígidos cuando lo vió, tampoco estaba listo para verlo a él. Pero no podía acallar las ganas que tenía de preguntarle las mil dudas que surgieron ante las preguntas del morocho.
"Bueno, ¿y? ¿Se pelearon?" Dybala sintió que su voz se hizo más pequeña con la pregunta, en realidad tenía miedo de que la respuesta sea sí, porque sabía que de serlo toda la culpa era suya.
"No...va, no sé, no pasó nada, pero...no sé, no sé." Las pesas en las manos de Enzo flaquearon y con cuidado las llevó de nuevo al piso, ¿cómo explicaba su situación con Julián?
Los dos a su lado pudieron entender que no era el momento de sacar ningún tema relacionado al número nueve.
La mañana fue tranquila, las risas no faltaron, y a veces se ponían a burlarse entre si, cosa que Scaloni corregía rápido y los obligaba a concentrarse en el calentamiento. Pablo y el cuerpo técnico ya se habían encargado de acomodar las cosas en el césped del predio, prepararon ejercicios en grupos de dos, cómo habían hablado el día anterior.
