𝙝𝙚𝙖𝙙 𝙤𝙫𝙚𝙧 𝙝𝙚𝙚𝙡𝙨 ! ;; affocream

verse 1O. heartbeat

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- ¿ Quieres ir a mi habitación ? Quizás allí estaremos más cómodos. - Murmuró Clotted. Aún tenía los brazos de Affogato alrededor de su cintura mientras él jugaba perezosamente los mechones sueltos de su cabello. 

- No sé si estoy de humor pare echar un polvo ahora mismo - Respondió Affogato con voz cansada. A pesar del frío, las mejillas de Clotted se calentaron hasta ponerse rojas. 

- N-no me refiero a eso. -Las palabras se enredaban en su lengua. -  Solo... No sé, tumbarnos en la cama y escuchar música juntos quizás. 

Affogato arqueó una ceja y le miró divertido. 

- ¿ Estás diciendo que quieres hacer cosas cursis de adolescente enamorado conmigo ? 

- Quizás si. - Clotted ignoró su tono burlesco y sonrió tímidamente. - No lo sé, solo quiero pasar tiempo contigo.  

Affogato le miró de soslayo. La parte de él que ya había abandonado todo pensamiento racional habría tomado a Clotted de la mano y le habría llevado al fin del mundo si pudiera. La otra parte, la que le decía que esos sentimientos acabarían destrozándole parecía haber sido anestesiada. Por tanto tiempo había jugado a ser la presa, pero él mismo había acabado cayendo en la propia trampa. 

- Esta bien, entonces. - Dijo mientras se levantaba, echándose sobre los hombros la chaqueta del uniforme. - De todas formas, empieza a hacer un frío horrible. 

Entraron en el edificio por la puerta de consejería, en vez de por la entrada principal. Desde la distancia todavía se podían escuchar las risas y parloteos de los alumnos residentes, quienes seguían cenando en el comedor. 

Mientras subían las escaleras hacía el piso de los dormitorios, Clotted buscó a tientas la mano de Affogato, entrelazando los dedos con los suyos. No podía decir que se sentía culpable, pero aún notaba esas cosquillas en el estómago, la adrenalina de estar haciendo algo que consideras prohibido. La sensación de estar sobrepasando los límites que una vez fueron infranqueables. Affogato debió notar eso, porque le dio un suave apretón a su mano que hizo que esa conmoción se transformara en algo más agradable. 

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La habitación de Clotted parecía algo más espaciosa, pero quizás era porque era individual, por lo que había una única cama en vez de dos. Del resto, era igual a la que Affogato compartía con Espersso. El mismo armario, la misma ventana amplia frente al escritorio, las mismas cortinas lisas. Aún así, de alguna manera había algo que le transportaba a la esencia de Clotted. A Affogato no le extrañó que estuviera todo impecablemente limpio, pues parecía ser ese tipo de persona a la que le gusta tener todo ordenado a la perfección.

Con cuidado de no arrugar la colcha, se sentó sobre la cama y mientras Clotted se cambiaba el uniforme desvió la mirada hacia el montón de libros sobre la mesilla de noche. A su lado, había una foto enmarcada en la que un hombre con una espesa barba y cabello platinado miraba hacia el frente con gesto áspero. Lo reconoció por haberlo visto regularmente en prensa y televisión. Custard se veía igual de sobrio a como lo hacía en los titulares del periódico, aunque quizás con menos arrugas y sin franjas grises atravesando sus mechones. Junto a él, había una mujer sentada en una elegante silla. También tenía expresión seria, pero en su rostro era conformado por rasgos más dulces y delicados. Sobre sus piernas, había un niño de unos seis años, que a pesar de su corta edad posaba igual de serio que sus padres.