Bittersweet | Taegyu

treinta y uno ~

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El Año Nuevo a punto de comenzar era el motivo para que Beomgyu estuviera en una fiesta a la que había sido invitada su madre.

Era cierto eso de tener amigas con las que salía a veces y estas tenían hijos a los que obligaban a convivir mientras ellas se ponían al día con tragos en la mano.

Beomgyu solo conocía a Meena, hija de los vecinos de su madre que eran indo-australianos. Sin embargo, el estilo de Meena distaba mucho del que tenía él en más de un aspecto, comenzando porque ella le había declarado hace años que toda esa "aura" brillante suya la abrumaba. Por esta razón, a causa de ser los únicos adolescentes de la calle, estaba solo con su madre en vacaciones.

A pesar de ser almas incompatibles Meena hallaba una cómoda conformidad permaneciendo al lado de Beomgyu por ser el único foráneo del lugar y al que no había visto lo suficiente como para hartarse.

El resto de adolescentes jugaba un partido de baloncesto en la cancha de la casa de la fiesta mientras Beomgyu y su compañera de banca tomaban refresco.

—¡Ben, releva a Ryan! —oyó que le pedían desde la mini cancha.

Levantó la mano con el vaso haciendo una seña de negación antes de volver a dar un trago. No quería jugar, quería resolver el lío en su cabeza debido a lo que él mismo consideraba una tontería. Pero debían perdonarlo; diecisiete años es una edad en la que se pueden justificar muchas cosas.

—Deberías ir a jugar, sus gritos son insoportables —bufó Meena volviéndose a encoger en su asiento.

—No quiero sudar con esta ropa —se excusó volviendo la vista a su teléfono.

Era estúpidamente insoportable toda la situación y se sentía mal por su madre quien se había esforzado porque él se sintiese bien ese día. Incluso le compró ropa bonita que presumió en un post. Pero le tenía las notificaciones activadas a las personas más cercanas y había faltado uno de siete sonidos de campana.

Y lo comprobó, que había estado activo. Porque entró a la bandeja de mensajes directos y había un punto verde en la esquina de su perfil. Además, ¿qué fue esa historia? Aunque intentó no pensar en eso, era imposible.

Había una lista no escrita de las razones por las que él se encontraba en una posición más cercana en la vida de Kang Taehyun:

1. Se conocen desde niños.
2. Fueron mejores amigos desde niños.
3. Viven en la misma casa.
4. Pasan más tiempo juntos que con los demás.
5. Él, Choi Beomgyu, es la persona a quien Taehyun quiere más en el mundo.

Sin embargo el último punto estaba a punto de dejar de ser una razón comprobada. La selfie que había subido siguiendo una tonta cadena, que invitaba a compartir tus personas favoritas del año. Era tomada por Niki y detrás Soobin, Taehyun y un Jungwon colgado ridículamente al brazo de Kang.

Llevaban a penas unos dos meses siendo amigos, ¿por qué ellos y él no?

Estaba enojado y falto de una explicación que Taehyun no le daba porque ni siquiera sabía que debía.

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—¿Quieres que te sirva más? —le susurró sí madre a la que terminó negándole con la cabeza—. Pues ve a socializar con los demás chicos o te quedas a escuchar chismes de señoras.