07 Ojos Arcoirís

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Llego a la cocina y beso la mejilla de mi madre, la cual me da un abrazo que hace mis costillas doler. Joder, que fuerte es cuando está bien alimentada.

Sigo hasta la isla de la cocina y me siento delante de mi Padrino. El cual se ve sumamente deprimido mirando un plato vacío. Uno el entrecejo.

- ¿Nuevo cuerpo? - él me observa y esboza una sonrisa, observo mejor, cuanto glamour - ¿Por qué traes una ilusión en casa?

- No me gusta mi nuevo rostro.

- ¿Qué tiene tu nuevo rostro?

- Lo entenderías si lo vieras. - rueda los ojos cansadamente -

- Pero...

- Digamos que su nuevo recipiente deja mucho que desear. - explica mi madre divertida -

Mi Padrino resopla y apoya su rostro sobre la superficie de la meseta. No comprendo que diferencia hay entre un cuerpo u otro. Al final da igual como luzca por fuera, lo que importa es que continúa siendo él en el interior. Es su personalidad lo que lo hace único y especial.

Mi madre coloca delante de mí una taza de leche con café y un plato con un croissant. Él glotón que está delante de mí levanta su cabeza y me mira, bueno, mira mi desayuno para después volver a desviar la vista.

Vuelvo mis ojos al techo divertida.

Tomo mi croissant y lo parto a la mitad, para ofrecerle un pedazo él. Que lo recibe súper animado y lo devora antes de que mi madre tenga tiempo de regañarle.

- ¡Regina! - protesta mi madre - Ya él comió. Y bastante. - le pega con un trapo de cocina en la cabeza - ¿No vas a respetar ni su desayuno? - vuelve a pegarle -

- Está bien ma, se supone que debemos compartir con el prójimo.

- Él no es el prójimo, es un parásito devorador de azúcares y harina.

Apuro mi leche y como de mi croissant, dejándole la última mordida a mi Padrino. El cual me guiña un ojo divertido.

Mi madre levanta los brazos al cielo, derrotada. Camina hasta la encimera y toma una bolsa de papel craft rellena de galletas de avena con chispas de chocolate.

- Son para Isaac y tus amigos en el Refugio.

- ¡Protesto! - alega mi Padrino poniéndose en pie -

- ¿No vas a llevarme? - decido ignorar el berrinche del glotón -

- Tu padre llega hoy de su viaje de negocios. - responde animada y todo cobra sentido - Tu Padrino va a llevarte.

Mi Padrino abre los ojos como platos.

- Gracias D, eres el mejor.

Besa su mejilla y coloca otra bolsa de galletas en sus manos para después desaparecer de la cocina.

Él se queda mirando el espacio vacío donde estuviera mi madre de pie, mira las galletas y después a mí.

- Estoy lista. - elevo mis manos con euforia - Desmaterialicémonos hasta el Refugio.

Él me mira no creyendo mis palabras y me toma del brazo. Salimos por la puerta tras la cocina.

- ¿Honestamente? - me mira de reojo - No sé de dónde salen esas ganas tan enormes de aprender sobre el Espacio Tiempo.

- Es que todos saben sobre él, y como romperlo. - explico - Todos menos yo.

- ¿Quiénes son todos?

Pregunta mirándome directamente a los ojos. Trago en seco. Esos ojos arcoíris con un tono de rojo más brillante de lo normal me observan con sumo interés. Se supone que es un secreto, de hecho, se supone que no debo ni saber que Christal puede romper esa Ley, fue una conversación que escuché a hurtadillas. ¿Qué le respondo sin mentir? Trago.

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