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El viento era la única compañía consigo en ese momento, Jihoon había dicho que lo espere y que vendría por él ;sin embargo, los minutos se estiraban y se sentían eternos. No deseaba estar allí. Porque cada segundo significaba un pensamiento más que firmaba con nombre de Choi Seungcheol. Cada esquina, cada persona y cada auto lo exaltaban y hacían ilusión de creer estar viéndolo. Por un motivo inútil parecía esperarlo.

Las pequeñas hojas naranjas - o bueno- cafés le ayudaban a formar la sinfónica de un corazón melancólico. Sus pies iban en vaivén para calentar su cuerpo y sus manos constantemente se movían para fingir hacer algo. El otoño desaparecía, los rastros de las memorias hechas también. Quizá al igual que aquellas hojas, tan sólo se sentía arrastrado por el tiempo y que él no podría hacer nada para frenarlo. 

Ecos.

Los recuerdos eran ecos, que podrían volverse pequeños o casi inexistentes, pero seguían allí, resonando más y más profundo. Sus pies se encogieron. Amaba su libertad, amaba poder llorar con tranquilidad en un parque, amaba poder decidir si un día tomaba un latte o al siguiente un capuchino. Sin embargo, esa libertad habría traído consigo uno de los meses más desenfrenados y extraños de su vida. Con la libertad pudo escoger si tomar o no, si besar o no, si confesarse o no... Con esa misma libertad pudo darse el lujo de conocer a Choi Seungcheol al punto de desear retroceder el tiempo. ¿Y quién no? Todos deseamos cosas, el problema es ser codiciosos, tomar más miel de la debida y acabar con la abeja en tu nariz.

Jeonghan quizá sólo era Winnie The Pooh en el amor.

Deseaba tanto en un jarrón de miel pequeño.

 A veces, se imaginaba que lo olvidaba, que todo quedaba en el pasado. Peo otras veces, se imaginaba a él en el altar, siendo el hijo de puta que responde ante la pregunta del padre "Si alguien se opone...". Era complejo. Sus sentimientos lo eran.

Al igual que con la caída del atardecer, sus ojos fueron hacia abajo. 

El consuelo era lo único que dejaba rastro ahora.

Como si fuera una palmada en la espalda, piensa si él lo recordará, si él pensará en algún momento en su nombre. En si alguna vez notó que su forma de ser más hilarante y arrogante fue hecha para encajar con sus chistes malos. En si alguna vez, notó que cada detalle de la boda fue planeado y escogido por sus manos pensando en él. En si alguna vez, cuando esté en una reunión de colegas extrañe sus competencias ridículas con el alcohol. En si alguna vez se convirtió en el único hombre de su vida.

Se paró dispuesto a irse, a tomar un taxi y sorprender de una vez a Jihoon, pero tanto la inestabilidad de sus piernas como el dolor en su pecho lo hicieron tambalear.

Fue como si hubiesen pasado décadas e incluso se sentía como si el tiempo los hubiese envejeció ;sin embargo, sólo fueron días y verdades reveladas que los aplastaron. Ambos se veían en su peor forma. Uno con una gripe bastante fuerte y el otro con signos notorios de insomnio y falta de sol. Aun así, como un pequeño reflejo brillante en pleno río, su corazón dio un salto.

Su cuerpo estaba débil, ni siquiera había comido bien en estos días, pero por algún motivo pudo pararse derecho y firme. Su rostro estaba expectante, retenía mil palabras por hora, no obstante, esperaba que él lo leyera, lo entendiera y de una vez por todas le de una respuesta. No mentía que se sentía eufórico y el simple hecho de verlo ya era idílico. Pero Jeonghan quería oírlo, deseaba que dijera palabra por palabra lo que su corazón tanto anhelaba.

— ¿Por qué estás aquí? — Dio el primer paso.

— Por ti, Jeonghan, estoy aquí por ti. — Suspiró él después de retener el aliento. 

fuck romeo and julia.- /jeongcheol/jihan/seoksooWhere stories live. Discover now