Sakura duda

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En cuanto el timbre sonó, fue como si una alarma contra incendios se activara en su cabeza, la taza de té escapó de sus manos y el agua caliente saltó a sus piernas haciéndola retroceder.

—¡Mierda! —se quejó.

El timbre sonó una segunda vez así que no tenía tiempo para limpiar, solo fue hacia la puerta y la abrió casi con violencia.

—¡Naruto! —exclamó apartándose para dejarle pasar.

—¡Hey, Sakura-chan! ¡Qué bueno que estás en casa! Si no te encontraba aquí iba a tener que hacer mucho trabajo, dattebayo.

El rubio se acomodó la mochila que colgaba de uno solo de sus hombros. Sakura frunció el ceño, siempre le molestó que hiciera eso porque era una mochila con dos asas, por tanto, era para usarse a dos hombros, si tanto le molestaba usarla así, debería comprarse una tipo bolsa y de esa manera no resbalaría a cada rato, sobre todo con el peso que debía de llevar, la cámara y los objetivos no deberían de andarse agitando como martini.

—¿Si no me encontrabas aquí?

Sakura le señaló la sala y el chico se tumbó en el sillón más próximo pasando la mochila sobre sus piernas, abriendo el cierre y sacando su cámara.

—Primero fui al hospital, ahí me dijeron que todavía no empezabas turno.

—¿Y qué es tan importante?

La cámara hacía algo como un pitido mientras Naruto presionaba las flechas para avanzar en la selección de imágenes a visualizar.

—¿Itachi no ha regresado? —preguntó distraídamente.

—No. Pensé que estarías con él.

—Tengo trabajo... bueno, eso del enterrador también es trabajo, pero eso me causa gastos no ingresos, y ahora necesito pagar la renta y un objetivo que rompí, dattebayo.

Sakura sintió un escalofrío, solo él podía decirlo como "no acompañé a Itachi a los bolos porque no tengo dinero", cuando hablaban de la búsqueda de un asesino serial.

—Aquí está.

Le pasó la cámara y ella la recibió usando las dos manos, siempre le había dado miedo romperla aun cuando el rubio corría de un lado a otro con ella, a veces llevándola en una sola mano y a veces colgando de su cuello sin más protección que la correa. Miró la imagen con detenimiento, era perfectamente clara y la opción de acercamiento le permitía alcanzar bastantes detalles de lo que era un muñeco de paja clavado a un árbol, y en cuya cabeza había una fotografía suya.

—¿Qué es esto?

—Ushi no Toki Mairi.

—¿La maldición de la hora del buey?

—Me preocupa, Sakura-chan —dijo manteniéndose serio.

—Naruto, yo no creo en esas cosas.

—No se trata de que tú creas o no, el Ushi no Toki Mairi no es para darte mala suerte o eso, dattebayo. Es un ritual de muerte, y creas en estas cosas o no, lo cierto es que alguien te quiere muerta.

Sakura aceptó su razonamiento, independientemente del método, había alguien real detrás de todo eso, sin embargo, no pudo más que encogerse de hombros.

—No voy a llamar a la policía para decirles que alguien me lanzó una maldición de muerte.

Naruto suspiró, ya sabía que no iba a conseguir mucho de ella. Los escépticos subestimaban en demasía el alcance de la voluntad, especialmente la empeñada en causar daño. Iba a abrir la boca para intentar de nuevo explicarle la gravedad del asunto; en todos sus años como reportero había visto tantos casos que simplemente se rehusaba a no creer que era posible, sin embargo, un estruendo hizo que ambos se sobresaltaran, la puerta de la habitación principal se había cerrado con tal fuerza, que los cristales de las ventanas temblaron.

Bienvenida a la familiaWhere stories live. Discover now