Sakura tiene miedo

31 4 1
                                    

Bajo otras circunstancias, habría resultado hilarante ver a Sakura Haruno en el piso de su sala de estar, con los ojos llorosos y el teléfono inalámbrico en las manos, mirándolo como si no supiera usarlo o como si este fuese a explotar si marcaba el número.

Podía haber hecho la llamada desde su móvil, en el hospital, en cuanto le dieron la noticia, pero un terror especialmente absurdo la había embargado con tal fuerza que no se sentía capaz de hacerlo de otra forma. Hacerlo desde el departamento daba más la impresión de ser una llamada casual para saber cómo iba todo.

De pronto, chilló en cuanto la pequeña pantalla del aparato se ilumino y empezó a emitir su timbre que iba de suave a alto, siendo secundado por el coro que producían el teléfono de la cocina y el de la recámara principal.

Sabía que era Itachi, y no podía postergar más lo inevitable. Tartamudeó un poco al atender pero él no se dio cuenta, o le restó importancia.

—¿Qué tal va todo? —preguntó con su tono neutral que no le permitía saber qué era lo que sentía al preguntarlo, ni el grado de honestidad que esperaba en su respuesta.

—Bueno... pues... las cosas van...

Sentía cómo su corazón latía con tanta fuerza que se estaba volviendo doloroso.

—¿Todo bien? —volvió a preguntar, con una leve inflexión en su voz que denotaba un poco de preocupación.

—Hubo un accidente con la puerta de la recámara.

—¿La puerta de la recámara?

—Sí, creo que dejé alguna ventana abierta o algo así porque de pronto se cerró y quedó como fisurada.

—¿Cómo una puerta puede romperse así?

—La misma pregunta me hice yo.

Al final, Sakura había decidido que esa no era una noticia que debía darse por teléfono, sobre todo luego del mutuo acuerdo de esperar unos cinco años antes de siquiera considerar la idea de un hijo. Respiro profundamente luego de sacar de la nada la excusa de la puerta que explicaría la ausencia de esta para cuando él regresara.

—Como sea, llamaba para decirte que estaré de vuelta el sábado. No es como si me quedara mucho por hacer, pero tenemos un testigo que cree tener información útil al caso, el problema es que lo internaron por una peritonitis, y estará en condiciones de hablar el viernes.

—Ya veo...

—¿Cómo está mi madre? He llamado a la casa y nadie me responde y mi padre me da tono fuera de servicio.

Sakura se puso pálida súbitamente. Había olvidado por completo hacerles una visita desde lo del accidente de Fugaku.

—Las cosas van bien... Hinata-san se hace cargo de todo —dijo, sintiéndose culpable por mentir y olvidándose de su temor inicial, miró rápidamente el reloj de pared y pensó que podía llegar a la casa Uchiha a una hora prudente para poder resolver el misterio de por qué no atendían el teléfono.

—No se me ocurrió llamarla a ella, aunque me parece que no tengo su número, nunca le he llamado a su teléfono personal.

Sakura sonrió de medio lado, Itachi era la única persona que conocía que decía "teléfono personal" en lugar de "celular" o "móvil".

—Y el sábado que regreses, ¿tienes que hacer papeleo en la oficina?

—No, es algo que puede hacer mi asistente. Si tu apretada agenda lo permite, iremos a comer y tendremos tiempo suficiente para resolver los asuntos pendientes que tenemos.

Bienvenida a la familiaWhere stories live. Discover now