🪐 CAPÍTULO EXTRA 🪐

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••• POV Alex •••

¿Cómo pasó que de tener una rubia agotada en la cama de un hotel, y luego de rodillas para mí en la ducha, ahora tenga una pequeña terrorista lanzando cosas a su maleta sin siquiera querer hablarme o voltear a verme?
Oh bueno, yo te lo contaré.

Después de un increíble sexo oral en la ducha de esa habitación de hotel y de estar segura de que con ese anillo provisional en su dedo y luego de haberme dicho que sí a compartir su vida conmigo, ahora está enfadada y no es eso lo que me preocupa, pues no con el afán de presumir, pero yo sé bien cómo calmar a Piper y hacer que ese enojo se reduzca considerablemente, más bien el asunto preocupante de todo esto es que ella no dice ni una sola palabra.
Pero vamos, tenía que decírselo, ¿No?

—Pipes...— digo con voz conciliadora y ella solo me dirige una mirada molesta y avanza hacia el cuarto de baño.

Su vuelo sale en cuatro horas y tenemos que llevarla mínimo en una hora más para que hagan el registro de su equipaje y todas esas cosas que parece que les cuestan la vida entera a los empleados de las aerolíneas.
Y desde luego no quiero que se vaya molesta.

—Escúchame... ¿Con quién tuve sexo asombroso toda la noche y a quién...— bajo la voz instintivamente volteando hacia la puerta de su habitación —¿A quién le pedí matrimonio anoche y le di un anillo simbólico esta mañana?— ella pasa a mi lado llevando su neceser con sus cosas —Amor, yo no hice nada...

Mi tonto intento de hacerla detener se vuelve una mirada bastante fría que me congela por dentro completamente y no puedo sino evitarla a toda costa aún sin soltar el agarre de su antebrazo.

—Ese es el problema.— dice al fin y cuando descubro que sigue mirándome con molestia, no puedo evitar sentirme como una pequeña niña regañada —No hiciste nada, y yo te dije que esa perra no estaba solo siendo tu amiga.

—Pero yo le dije que tenía novia y...

—¿Crees que eso le importa?— se suelta de mi agarre y lanza sus cosas a la cama —A ella lo único que le interesa es ganarme a mi chica, fingiendo esa estúpida personalidad de buena e inocente diciendo que no se va a meter entre nosotras y de pronto se le ocurre que es buena idea poner sus malditos labios en lo que es mío.

—Oh...— arqueo la ceja porque no puedo evitar ver lo sexy que Pipes es cuando me está llamando de su propiedad.

—Y no me trates de convencer con tus gestos pervertidos porque eso no te va a servir de nada. ¿Sabes qué es lo peor? Que estúpidamente yo traté de hacer lo correcto y calmarme pensando en que hacía bien dándote un espacio para hablar con ella y que nada sucedería, pero esa tonta se atrevió a besarte en el porche de tu propia casa. ¿Te imaginas lo que hará estando en Boston contigo?

Y precisamente esa pregunta del final era la que más me temía, puesto que sus dudas son como una avalancha que va creciendo conforme pasa el tiempo y si no se detiene, termina en un desastre que prácticamente nos destruye todo lo que nos hemos esforzado en construir.

—Mi amor, nada va a pasar. Le dije que no volviera a besarme y desde luego que puse mi distancia con ella.

—¿Y crees que lo hará?

—No lo sé, pero por mi colección de libros que no voy a volver a permitir que se acerque a mí.

—¡Aghh!— se queja —Para de decir lo que yo quiero escuchar. Yo no quiero ponerme como una loca y creer que puedo prohibirte algo, pero no voy a negar que jamás me ha gustado que ella esté cerca de ti. Ni siquiera cuando tú y yo no... ¡Dios! Quiero ir y arrancarle su maldita cabeza.

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