Lucerys Velaryon

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Advertencia: Aegon siendo un pervertido, intento de smut.

Margaelle odiaba a Aegon más que a cualquier otra persona en el mundo, odiaba sentirlo cada que lo hacían, odiaba ser su juguete sexual personal con tal de que no molestará a los demás, odiaba tomar té de luna todos los días, odiaba sentir sus hijos deslizarse por sus muslos y no poder irse hasta que el mayor estuviese satisfecho.

Odiaba a Aegon II Targaryen Hightower más que a nadie.

—Margaelle. —gimió en su oído mientras Margaelle miraba hacía el techo, Aegon tomaba su mano, moviendo frenéticamente la cama con cada empuje.

Miraba al techo imaginando que aquel hombre que estaba en ella no era Aegon, era cualquier otro lord del reino.

Gruñó al sentir como había mordido su seno nuevamente, Aegon tomó su mejilla, Margaelle sonrió ante su tacto, aunque por dentro quería arrancarse esa parte de la cara, lo sintió empujar unas veces más, hasta que finalmente había sentido el líquido caliente en ella.

Aegon gimió satisfecho, buscando el cuerpo de Margaelle.

—Margaelle.

—¿Sí?

—Ven. —dijo tomando sus caderas, aún no había salido de ella. —quiero intentarlo.

La peliblanca asintió, dejando caer sus caderas encima del mayor, quien enterró sus dedos en sus caderas, mientras la hacía moverse cada vez más.

Margaelle cerró sus ojos, lágrimas bajaban por sus mejillas rojizas, Aegon la había puesto boca abajo buscando su propio placer, sentía que se desgarraba por dentro.

Finalmente la dejó, la abrazó besando su cuello, jugando con sus senos mientras intentaba regular su respiración, sus piernas temblaban, su interior dolía y sus caderas también, Aegon le había dejado marcas.

—¿Qué sucede?

—Nada, descuida.

Pero Aegon no estaba convencido, sabía que algo le sucedía a la menor, pero no le importaba, con un poco de placer iba a estar mejor.

Acercó su boca a su intimidad, hundiendo su lengua en su interior, Aegon movió su lengua más rápido, sintiendo un sabor metálico.

—¿Qué mierda? ¿Estás sangrando?

—Yo...

—Carajo Margaelle, me hubiese dicho que estabas sangrando. —gruñó molesto. —esto es asqueroso, quiero complacerte y estás sangrando.

—No es mi culpa.

—¿Qué no lo es? Deja de sangrar, ya. —gruñó levantándose. —vas a manchar mis sábanas.

Margaelle se levantó, aún temblorosa buscó su vestido, mirando las sábanas, había líquido blanco en ellas, también había sangre, su sangrado.

—Vete ya. —dijo abriendo la puerta, dejando ver a una mujer de la Calle de Seda, quien se había tirado a los brazos de Aegon al verlo.

No habló, sólo salió de la habitación, encontrándose con Aemond quien le había sonreído, intentando calmar el ambiente.

—¿Sucede algo, hermana menor?

—¿Por qué sucedería algo?

—Lo hizo otra vez. ¿No?

—Sangré, se enojó, él fue muy brusco.

—Lamento oír eso. ¿Por qué no dejas qué sea Helaena a la qué se lo haga?

—¿Bromeas? Helaena es un ser inocente, no merece la crueldad de Aegon sobrio.

HOTD OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora