Aemond Targaryen

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Advertencia: Violación.
Segunda parte del one shot anterior.

Después de esa horrible noche, su esposo siguió tomándola todas las noches, en diferentes posiciones y mayor brutalidad.

De la horrorosa noche en la que la pureza de Aenerys Velaryon le fue arrebatada a manos de su esposo Aemond Targaryen habían nacido dos niños.

Alysanne y Aemond II.

Para después ser seguidos por sus hermanos menores.

Baelon, Caerys, Aenyra, Daenerys, Maegon y Merea.

[***]

—Mi rey.

—¿Qué necesita?

—Quiero expresar mi preocupación por la reina, mi rey.

—¿Qué sucede con mi esposa?

—Me temo que ha tenido relaciones con tanta brutalidad que hay peligro de un desgarre uterino y de un...

—¿Un qué?

—Un desgarre vaginal.

—¿Y?

—Su esposa puede morir por desgarramiento vaginal y uterino mi rey, puede morir a la hora del parto o fallecer durante el acto.

—Aemond rió. —sigue igual de apretada que el primer día. ¿Tiene desgarramiento vaginal? ¿No tendría que salir con sangre cada qué engendró a mi nuevo hijo?

—Mi rey, puede morir, por lo menos tiene que descansar unas lunas.

—No ha descansado desde que nos casamos porqué es mi vicio, no voy a dejar de complacerme, ella es mi esposa, es su deber.

—Existen putas en burdeles mi rey.

—Ninguna de ellas es mi esposa, maestre. —dijo marchándose a sus aposentos. —váyanse. —dijo a los guardias. —esposa. —dijo abriendo la puerta pesada, encontrándose a su esposa envuelta en las sábanas blancas.

—Esposo. —su voz no tembló, sin embargo, sus piernas temblaban y rasgaba nerviosamente las sábanas. —¿Necesitas algo?

—Un hijo.

—Aemond no, por favor, no he descansado desde el parto de Merea.

—¿Y? Tu vientre está más que listo para otro hijo.

—Aemond. —sus labios temblaron mientras se escondía entre las sábanas. —¡Por favor! —gritó al sentir a su esposo jalar sus pies.

—Eres mi esposa, y madre de mis herederos. ¿Qué te he dicho de dormir con camisón?

—Tengo frío esposo, por favor. ¡Aemond no por favor!

Los guardias intentaron tapar sus oídos ante los gritos de la única hija de la princesa Rhaenyra, sus súplicas eran dolorosas, sus gritos eran el doble de dolorosos, escuchaban los gruñidos y gemidos del rey, eran como los de una bestia sucumbiendo a sus deseos más oscuros mientras escuchaban el crujir de la cama bruscamente seguido en la pared.

Los gritos cesaron, sin embargo la reina Aenerys salió, con sangre cayendo entre sus piernas, su esposo, el rey Aemond salió detrás de ella, alzándola sobre su hombro evitándole su escape.

Los gritos de la reina jamás se habían escuchado con tanta brutalidad, definitivamente el rey Aemond la había dañado más que los años anteriores.

[***]

—Mi reina.

—¿Sí?

—El rey Aemond solicita su presencia.

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