Nueva habilidad

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Wakasa bostezó sin siquiera cubrirse la boca, caminando a paso lento entre las calles de la tribu. Esperaba que su día se mantuviera tranquilo ya que la resaca que llevaba lo tenía de mal humor.

—¡Señor Wakasa!— gritó Chifuyu tras él.

El mayor sólo decidió ignorarlo, pero el rubio podía ser muy persistente. Intentó apartarlo creando un muro de hielo, que Chifuyu no tuvo problemas en escalar para acercarse más a él mientras seguía llamándole "Señor". Shinichiro alcanzó a interponerse cuando Wakasa se hartó del muchacho e intentó lanzarlo lejos en una gran burbuja de agua.

—Ya habíamos hablado de ésto— dijo el alfa con cansancio, ayudando al omega rubio a ponerse de pie luego de caer cuando la burbuja reventó.

—No me disculparé— dijo Wakasa cruzándose de brazos.

—Por favor, señor— dijo el chico ojiazul aproximándose al mayor tomando una de sus manos entre las suyas—. Sólo una vez más.

Wakasa suspiró. Si ese chiquillo ponía esos ojos de cachorro regañado no podía ser tan cruel de ignorar su petición. La realidad es que si podía, pero no quería que Shinichiro volviera a darle la tediosa charla sobre ser bueno con los amigos de su hermano. Chifuyu dió saltitos de emoción cuando el mayor accedió.

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Seishu ya esperaba recostado en la cama cuando Chifuyu entró junto con Wakasa. Hajime lo saludó cordialmente antes de agradecerle su buena disposición.

—Sólo lo hago para que dejen de fastidiarme— respondió con honestidad tomando una silla para poder posicionarse junto a Seishu.

El mayor colocó sus manos sobre la barriguita del rubio con la cicatriz, palpando y cerrando sus ojos para concentrarse. Después de lo que pareció una eternidad, sonrió diciendo que había logrado visualizarlo bien.

—Es una niña— dijo el peliblanco con seguridad.

Seishu sonrió feliz, sintiéndose más tranquilo. Deseaba con todo su corazón que el cachorro que esperaba fuese una niña, ya que así podría mantenerla alejada de Hamada y Taiju, ya que el burdel de omegas que manejaban sólo constaba de varones, aprovechando que eran menos fértiles que las mujeres.
Hajime se veía igual de feliz que él, aunque en su caso, el sexo del bebé le era indiferente, ya que con saber que estaba saludable le bastaba.

Pero quién más feliz estaba con la revelación del sexo era Chifuyu, a quien le brillaban los ojos de la emoción y dando pequeños saltitos en su lugar.

—¿Puedo intentarlo?— preguntó a Seishu estirando sus manos con la intención de tocar su vientre.

Al obtener una respuesta positiva, colocó sus manos sobre el abultado abdomen y cerró sus ojos para poder concentrarse en el líquido que envolvía al bebé. Wakasa rodó los ojos antes de indicarle cómo poder visualizar la forma de la pequeña. Sin desearlo realmente, Chifuyu se había transformado en su pupilo.

El rubio contuvo un pequeño grito de emoción cuando por fin logró crear una imagen en base al líquido amniótico de la bolsa donde crecía el bebé. Wakasa sonrió orgulloso. En un mes había logrado conseguir que Chifuyu aprendiera su técnica.

—Oow...ya no puedo verla— dijo con un puchero.

—Porque te estás agotando— dijo Wakasa golpeando sus manos con suavidad—. Estás utilizando tu poder para esto, es obvio que te cansarás.

Chifuyu sonrió avergonzado, disculpándose por no haber visto lo más lógico de su problema.

Wakasa se puso de pie antes de felicitar a la pareja por la espera de una saludable niñita, con la intención de retirarse a su hogar. Pero en cuanto vio que Chifuyu también se despedía, supo que no podría deshacerse tan fácil de él, y también del motivo real del porqué había insistido tanto en que viera al bebé de Kokonoi e Inui.

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Los gemelos encontraron a Chifuyu con las manos sobre su abdomen, sentado en el suelo muy cerca del río dónde solía entrenar habitualmente. Parecía muy concentrado en lo que estaba haciendo, así que Nahoya aprovecharía la oportunidad para darle un buen susto. Chifuyu le advirtió de no hacerlo cuando escuchó sus pisadas cerca. Smiley bufó dejándose caer a su lado.

—¿Podemos saber qué rayos hacías?— preguntó el pelinaranja con una ceja en alto.

—Sólo estaba jugando— respondió con una gran sonrisa.

Souya se sentó a su otro lado, colocando la mano en su hombro, diciéndole que podía confiar en ellos y contarles la verdad. Chifuyu mantuvo una sonrisa en su rostro mientras volvía a colocar una de sus manos sobre su abdomen.

—Quería demostrarle al señor Wakasa que está equivocado— dijo borrando su sonrisa—. Yo sé que aquí dentro hay un bebé creciendo.

El peliazul buscaba la forma de poder animar a Chifuyu sin sonar cruel con él, pero su hermano se le adelantó, y Nahoya no tenía tacto para ese tipo de situaciones. Por más que tratara de ser empático a su modo, sus palabras de aliento se escuchaban horribles, tanto así que Souya tuvo que pedirle que se quedara en silencio con un tono muy enfadado, cosa que dejó sorprendido al mayor.

—No lo entiendo— dijo Chifuyu.

Souya agradeció que no hubiese prestado atención a su gemelo, seguramente porque ya sabía que no era bueno escucharlo en ese tipo de situaciones.

—Baji me mordió— dijo colocando su mano en la nuca, tocando la marca con sus dedos—. Lo hicimos durante mi celo, él se corrió dentro, incluso...me anudó— comentó con vergüenza, que se esfumó casi de inmediato— ¿Por qué no hay un bebé?

—No siempre hay un embarazo en la primera oportunidad— dijo Souya con una pequeña sonrisa.

—Eso, o Baji tiene las bolas defectuosas— dijo Nahoya encongiéndose de hombros.

Desde la tribu pudo ser audible el grito de dolor de Nahoya cuando su gemelo le dió una descarga eléctrica por su desatinado comentario.

Hakkai corrió hasta ellos cuando escuchó el grito. Tuvo miedo de que pudieran encontrarse en peligro ya que últimamente habían detenido el ataque de dos tribus cercanas. Sólo suspiró aliviado al ver que Souya seguía dándole pequeños toques eléctricos a su hermano mayor diciéndole que dejara de decir tonterías, mientras Chifuyu reía divertido por la escena.

El alfa peliazul había sido el primero en llegar, los demás no tardaron en hacerlo, y nuevamente tuvo que dar explicaciones cuando lo encontraron sujetando por la espalda a Souya para separarlo de Nahoya. El omega cayó de bruces sobre su hermano cuando Hakkai lo soltó al levantar sus manos en un intento de calmar tanto a Ran como a Rindou, quien le preguntaba insistentemente la razón de estar abrazando a Souya de aquella manera.

Cuando Baji apareció junto con Manjiro, Kakucho e Izana, Chifuyu ya no estaba en el lugar. El omega había decidido regresar a su hogar para alejarse del bullicio.

Resiliencia [Omegaverse] [Tokyo Revengers]Onde histórias criam vida. Descubra agora