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—¡Oppa!— Yeji exclamó feliz al ver a Jeongin tras ser llevada hacia las oficinas que había visto cuando llegó el primer día.

No estaba para nada contenta al ser separada del resto de niños que jugaban en el patio, creyendo que otra vez sería llevada al edificio principal solamente para recibir malas noticias. Seungmin iba a verla mientras jugaba, así que no podía ser él; grande fue su sorpresa y emoción al ver a Jeongin ahí parado esperando por ella.

—¡Yeji!— el chico abrió sus brazos incándose para tomar a la niña que venía corriendo —Te extrañé mucho— la abrazó con fuerza —¿Cómo has estado?—

—Yo también te extrañé mucho oppa, no me gusta estar aquí, quiero volver a casa— se acurrucó contra el pecho de Yang escondiéndose en ese lugar —Por favor, quiero ir contigo y Seungmin oppa, puedo quedarme con ustedes y prometo no causarles ningún problema de nuevo—

La pequeña aún pensaba que fue separada de los chicos gracias a su comportamiento aquel día y por no aceptar a su hermano culpándolo de la desaparición de su madre.

—Debes quedarte por un tiempo— a Jeongin se le oprimió el corazón al escuchar el tono de la pequeña —Pero te sacaré de aquí lo más pronto posible, okay?—

—¿Lo prometes?— Yeji se alejó un poco para mostrarle su manito hecha un puño con el meñique extendido y sus ojitos brillosos.

—Lo prometo— sellaron el acuerdo juntando sus dedos y asintiendo.

La pequeña soltó un suspiro y agitó suavemente su cabeza, tendría que pasar más tiempo alejada de las personas más cercanas a ella, quienes más quería; no obstante, estaba comenzando a acostumbrarse, incluso le dijeron que comenzaría a asistir a la escuela en unos meses, ese era uno de sus sueños más añorados.

Levantó la mirada con una sonrisa pequeña en su rostro, tratando de no concentrarse en lo negativo y, por el contrario, disfrutar de tener a su oppa junto a ella.

—Debes venir a conocer a mis amigos— exclamó más animada haciendo el amago de soltarse para que Jeongin captara la acción y comenzaran a caminar hacia la parte trasera del edificio.

En ese lugar se encontraba un gran patio con algunos juegos, canchas y espacios con flores y pasto, junto a varios niños y niñas de distintas edades.

—¡Amigos!— gritó Yeji al verlos junto a una flor viendo algún insecto que debía estar ahí y agitó su manita para llamar su atención.

Corrió hasta donde ellos seguida de Jeongin y los pequeños la miraron confundidos una vez la pequeña mariquita que observaban salió volando de la hoja donde se encontraba, seguramente asustada por el ruido.

—Él no es el mismo oppa que ha venido a visitarte otras veces— exclamó una niña de cabello corto y castaño viéndo a Yang un tanto desconfiada al ser alguien desconocido.

—No, él es Jeongin oppa, de quien les había hablado— hizo una seña para que se sentaran en el césped y así lo hicieron, de esa manera hablarían más cómodos.

—Hola, soy Yang Jeongin— se presentó intentando mantenerse calmado para no asustar a los pequeños.

—Mi nombre es Kim Sunoo— un niño de no más de 7 años hizo una reverencia en la posición en la que estaba.

—Yo soy Shin Ryujin— la pequeña a su lado imitó la acción de su amigo, aquella parecía tener la misma edad de Yeji aunque se notaba seria —¿Usted sacará a Yeji de aquí?— preguntó directa tomando a Jeongin desprevenido —Lo digo porque siempre cuenta que muy pronto vendrán por ella y se irá—