Un Lindo Encuentro

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Lunes, todos odian los lunes. Era el día que marcaba el inicio de una torturósa rutina de trabajo para Luzu.

Aún si odiaba esta rutina, no podía quejarse demasiado. A decir verdad, era un joven demasiado afortunado, su horario era flexible y siempre regresaba a casa temprano, todos los días, a la misma hora.

Debido a esto, se sentía un mal agradecido cuando menciona algo acerca de los lunes por lo que no le gustaba reclamarle a la vida por estas cosas. Se sentía un ingrato, por eso mismo siempre veía todo con un gramo pequeño de positividad.

Pero la suerte no siempre estaba de su lado, ese día había olvidado sus audífonos en casa, lo que había provocado que su camino a casa fuera sin música, escuchando todo el mundo exterior.

Y Luzu odiaba el mundo.

Odiaba escuchar las conversaciones de la gente quejándose sobre cosas inútiles, de gente que no tiene nada mejor que hacer que criticar a otras, o que solo escuchara las partes sin sentido o vergonzosas. Era insoportable estar en ese lugar sin poder desconectarse del mundo.

Por eso, esta vez al bajarse del autobus no se sintió mal agradecido por maldecir el su lunes. Se sentía extremadamente libre de gritar en su mente por lo pésimo que estaba resultando su día.

No sólo hablaba de la música. Su día laboral había sido mil veces peor, absolutamente nada le había salido bien, para su fortuna era un buen trabajador bajo presión que arreglo todo antes de su horario de salida.

¡Pero el estrés seguía ahi!

— ¡Luzu! — se detuvo en seco. Conocía esa voz.

Todo el fin de semana se la paso tratando de  olvidar el encuentro con Titi para que finalmente se olvidara también de su atractivo hermano; Quackity, quien se paseaba por su mente una y otra vez.

No obstante, el pequeño estaba alli, recordándole todos los detalles que había captado de Quackity. Parado justo en el jardín, con una bolsa que parecía contener algunos dulces y esa una sonrisa dulce. Luzu apenas levantó la mano para saludarlo por educación.

- Parece que alguien tuvo un mal día...

— El peor. — Si el niño era inteligente, notaría su tono de voz cargando de estrés y se iria. Lamentablemente, no es así.

— ¡Perfecto! Es el mejor momento para que vayamos a jugar.

Y si Luzu fuera inteligente, iba a negarse y volver a su casa, pedir una pizza y esperar que ese día acabase. Pero tampoco lo es.

Por alguna razón, esta vez le parecía buena idea pasar algunos momentos y  jugar con el niño, tal vez se le pegaría algo de su buena actitud. De pronto, la idea de tener una tonta conversación que lo hiciera reír fue mas atractiva que comer una pizza solo.

— Si gano, deberas darme algún dulce que tienes ahi.

El niño sonrió aún mas y se acercó a Luzu tomando si muñeca oara guiarlo hasta  su casa.
Todo el frente de su casa estaba lleno de pequeños dibujos, pero su atención due captada por uno, a lado de la puerta, se encontraba un dibujo que parecía ser echo por crayolas; en el se encontraban tres personas que eran dibujadas por solo palos y círculos. Eso le sacó una sonrísa.

Suposo que el dibujo era echo por el niño, pues era una manera muy infantil de dibujar.

Detuvo su paso esperando que Titi entrará primero, seria de mal educación entrar primero. Titi se solo se quedó parado a su lado con una expresión triunfante.

— Luzu... Ya me quieres, ¿no es así?

Luzu se rio por la pregunta, y volvió a revolver el cabello del menor con cariño.

Titi me preguntóWhere stories live. Discover now