capitulo 16

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Veo a Kaled discutir con Turiel que aboga por mi venganza — Kaled, espera escucha me a mí — intervengo

— no Riley. Ya basta, de por sí la idea de venganza es muy infantil

— Infantil. Es mi venganza y estoy en esta situación por ella, si Roger dice que funcionara confió en él, así que por favor acepta, ellos no harán nada si no se lo permites. Por favor

— No ya vasta, ya te dije que no, además escuchaste cuando él dijo que te odia a muerte.

— Kaled. Por favor

— deja de insistir Riley, se acabó — me grita tan gélido que retrocedo

me quedo estática en mi lugar y Ebert aparece a mi lado

Por favor, Riley no quiero gritarte. Entiéndeme amor por Dios — desaparece con molestia

— vamos, estás muy frágil para estar esforzándote tanto, dejemos que se calme —me lleva de regreso a la habitación

— Ebert si yo te dijera que hagas algo, aunque valla contra lo que diga Kaled ¿lo harías?

— no puedo lo siento querida

— yo si lo haría — interrumpe Turiel

— yo también — Roger lo sigue

— pero …

— una vez Kaled dijo, debemos protegerla y seguir sus órdenes como si fuera yo mismo — dice Turiel imitando a Kaled

— solo seguiríamos órdenes como si fuera el mismo – continúa Roger

Me fui a la cama y no podía conciliar el sueño
Kaled me había deja sola.

Me paseo por la casa y me siento excitada, al principio pensé que era Kaled de nuevo y recordé que no habíamos terminado esa discusión.

Solo deambulo por la cabaña sin rumbo, pero luego me veo a mí misma tomando sangre de las reservas de Kaled

— ¿Riley, cariño que haces? — balbucea talvez impactado

— yo… — miro mis manos llenas de sangre — yo… no lo sé — entro en pánico y dejo caer la bolsa al suelo y la sangre se derrama y mi cuerpo comienza a temblar

— está bien, está bien, mírame, mírame —dice sosteniéndome el rostro, pero no puedo mirarlo, solo puedo ver la sangre derramada en el suelo — mírame para — me besa y siento la saliva de Kaled ligarse con la sangre y me vuelve loca — lo alejo y le inyecto diente en el pecho

— está bien, bebe todo lo que necesites. Está bien — me carga y se sienta en el sofá conmigo, enzima de su regazo, intento sacar los diente y la sangre se desborda de su pecho, se quitó la camisa blanca, hace ya rato y yo seguía drenándolo, él no dice nada mi mente quería parar, pero al parecer mi cuerpo no

— ¿te sientes mejor? — pregunta me sostiene las nalgas, es un acto que simplemente no puedo ignorar

—No Kaled, cabo de tomar sangre — me descontrolo comienzo a llorar, siento sus labios sobre los míos muy gentilmente

— si eres tú quien toma mi sangre no me importa, pero escúchame solo puedes tomar mi sangre, la de nadie más, ¿sí? — no me deja responder y vuelve a besarme, luego pasa a mi cuello

— Qui… Quiero más — estoy decidida, avergonzada para mirarlo

Él sonríe sobre mi cuello y asiente, recuesta su cabeza en el sofá y vuelvo a clavar los diente en el cuello.

Desabrocha mi camisa y me tenso, pero tengo sed y la sed me gana, no lo detengo y el continuo

me besa la mejilla y baja mi pantalón aunque por la posición no por completo

Como ser un Arma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora