capítulo 2: dos cachorros

420 41 22
                                    

Narrador

- Kion! - gritó el rey de la manada de leones saliendo de la cueva buscando a su hijo, que nuevamente había despertado antes que su padre para salir a jugar con sus amigos.

Su compañera igual salió seguida de Kiara, su primogénita. En ese momento pensó en por qué Kion no podía ser más responsable como su hermana?

- hoy llevarás a las cachorras a practicar? - preguntó a su reina.

- así es. - respondió Nala bajando de la roca del rey, el lugar donde la familia real permanecía. Esta estaba conformada por el rey Simba, su reina Nala, y su camada de cachorros: Kiara la primogénita, y el príncipe heredero del reino, Kion.

- si ven a Kion, pueden decirle que ya es hora? - pidió intentando no perder la paciencia con su cachorro.

- no te preocupes, no debe estar lejos. - dijo Nala dirigiéndose a la parte trasera de la roca del rey, donde el resto de las leonas y cachorros se mantenían.

Todas las leonas al ver a Nala y a Kiara, reverenciaron con su cabeza y empezaron a mandar a sus hijas con la reina para retomar sus clases de cazería. Todas iban, excepto una pequeña felina diferente a las demás en todos los sentidos.

Bajo la sombra de unas rocas se encontraba una cachorra de chita, sus ojos verdosos miraban atenta hacia la reina Nala, su cola larga con manchas como su pelaje no dejaba de moverse, y su cuerpo delgado, mucho más que el de las leonas estaba inquieto

- llegó Nala, mamá. - dijo esta poniéndose en pie para correr hacia la leona. La cual estaba durmiendo no muy lejos de allí, ya que pronto hiría a cazar.

- ya sabes mi respuesta a eso. - dijo Akila, la leona ojiverde que intentaba controlar a la inquieta cachorra de chita.

- mamá... - dijo esta en queja ante el hecho de ser la única cachorra que no ha ido a aprender a cazar. - todas van... No quiero que se burlen de mí cuando todas sepan cazar y yo no. - aseguró.

Ese golpe de realidad hizo a la leona abrir los ojos y caer en cuenta de que era verdad. No podía proteger a la felina volviéndola una inútil. Debía confiar en ella y permitir que aprendiera como todas las demás.

- está bien. Ve con Nala. - dijo sacándole una sonrisa a la cachorra al punto que pegó brincos de alegría.

- sii! Gracias. - dijo echándose a correr.

- no te alejes de Nala y obedece! - le gritó esperando a que escuchara.

La leona suspiró e intentó ser positiva y confiar en que todo iría bien.

Solo sería una mañana. Nada grave le va a pasar. Además, Nala es la segunda mejor cazadora. Y no es la primera porque ese puesto se le atribuye a otra leona, aunque se negara a aceptarlo.

Mientras tanto, no muy lejos, tal como dijo Nala, su segundo cachorro corría libre tras una Garza ganadera. Estos jugaban, pero una bola azul entró en el juego tumbando al león.

- yo gané. - le dijo el tejón estando aún sobre el cachorro.

- ya, bájate. - dijo el cachorro con mechón naranja nada agradado del salto de Bunga. - solo ganas porque haces trampa. -

- no hay reglas, sin reglas, no hay trampa. - dijo inteligentemente su amigo.

- Kion, tu padre está enojado. - dijo la joven garza que sobrevolaba. Su vista era lo suficientemente aguda para distinguir cuando el rey buscaba a su cachorro travieso.

- naa... Es muy temprano para que esté enojado. -  respondió conociendo a su padre.

- pues te está buscando. - agregó. - seguro que no tienen nada que hacer? -

la guardia del león: travesura de felinosDove le storie prendono vita. Scoprilo ora