- La verdad es que si querías irte, te podrías haber ido solito, yo soy libre de hacer lo que tenga ganas y ¡quería quedarme con ellos! – Exclamo apenas entramos en el coche.
- No. – Es todo lo que se limita a decirme y pone las llaves para arrancar.
- ¿Es todo lo que vas a decirme? ¿En serio? Como puede ser que seas dos personas tan distintas en un solo día?
- No me conoces, Emma. – Dice sin dejar de mirar al frente. – No hables de mí como si me conocieras.
- Perfecto. Tienes razón, ni siquiera debería haber aceptado salir con alguien que no conozco. Al menos conocí a los chicos que resultaron ser una compañía mucho mas agradable que tú. – Ahora yo también miro al frente pero veo de reojo que me mira y niega con la cabeza.
- ¿Irás el sábado? – Pregunta como si fuera un niño castigado.
- Claro que voy a ir. – Digo muy seria. – Voy a ir a ver a los chicos que me pidieron expresamente que vaya.
- Yo también te lo estoy pidiendo.
- ¡Basta Matt, para manipular a alguien debes tener a tus groupies! – Exclamo y me cruzo de brazos.
Entonces para mi sorpresa, el larga una carcajada y aunque por fuera me muestro ofendida, me derrito ante esos hoyuelos y su risa contagiosa.
Llegamos al campus y me bajo del auto lo mas rápido que puedo, no quiero que con una de sus sonrisitas compradoras me haga bajar la guardia. Empiezo a caminar cuando escucho que me llama desde adentro del coche.
- ¡Emma! – Exclama. Me acerco un poco dubitativa. - Yo si estoy muy, muy contento de haberte conocido. – Dice y arranca el coche dejándome con la palabra en la boca y el corazón a mil por hora.
Cuando miro mi móvil, me encuentro con un mensaje de Paige pidiéndome disculpas unas cinco veces por renglón y no puedo evitar sonreír, es realmente adorable y a medida que voy conociendo a Matt, me doy cuenta de que es capaz de sacar de las casillas hasta a un maestro zen.
Al día siguiente, me despierto con el sonido insistente de alguien tocando a mi puerta y por un segundo me olvido que estoy en Londres. Me levanto de la cama, me miro en el espejo y me arreglo un poco el cabello ya que le encanta alborotarse.
- ¿Quién es? - Pregunto antes de abrir.
Una pequeña, pequeñísima parte de mi, desea que sea la voz ronca de Matt quien responda.
- Soy Michael, tu compañero. – Dice alguien del otro lado. Abro la puerta y descubro que es el chico que me había saludado en clase ayer. – No tenías ni la menor idea de quién soy.
- No. – Admito sonrojándome y tapándome la cara con las manos en la cabeza.
- Lo imaginé. Ayer huíste corriendo. – Dice y yo abro la boca para empezar a explicarme pero me interrumpe. – Estaba pensando, ya que los dos estamos solos en Londres ¿Querrías desayunar conmigo?
- ¿Y cómo sabes que estoy sola en Londres? – Pregunto entre risas.
- Lo supuse, los dos estamos acá para estudiar idiomas.
- Bueno, veo que tu inglés no necesita perfeccionamiento.
- No, claro. – Me dice sonriendo. - Estoy estudiando francés en el campus, empecé ayer, por eso nos tocó la misma clase introductoria. ¿Aceptas mi oferta?
- ¿Por qué no? ¿Me esperarías afuera mientras me cambio? - Pregunto y por dentro me alegra la idea de empezar a llevarme con gente del campus.
- ¡Por supuesto! – Exclama. – Emma, ¿verdad?
Asiento repetidamente y el me sonríe.
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Quédate conmigo.
Teen Fictionuna oportunidad única. él, un rebelde CON causa. ella, tan dulce como insegura. un amor inesperado. un final ¿inevitable?