Un Futuro Distinto [Mi Amo Bill Cipher]

C a p . 3

¿Mousntruo? ¿Eso soy para ti?

Ya había pasado un año desde que dipper llegó a la pirámide y muchos ya se habían acostumbrado a su presencia al igual que el ya se había acostumbrado a la de los demás.

— ¿Donde está el amo Bill? — Pregunto dipper al acercarse a uno de los aliados de Bill.

— El no está aqui

Dipper asintió y suspiro. Arrastró los pies a la habitación que se había vuelto si habitación. No era la gran cosa. Tenía una lámpara de mano y un conjunto de pieles cocidas y acolchonadas que formaban un colchón. No era incómodo, el era feliz pero se sentía solo.

Hacia un tiempo Bill se había ausentado por un lapso muy grande de tiempo. Así que se la pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo o vagando por la pirámide.

Estaba apunto de dormir cuando escucho una voz familiar en la parte baja de la pirámide. Apego su oreja al suelo y sonrió al volver escuchar esa voz.

Salió y bajo corriendo saltando los pequeños ladrillos sobresalientes que formaban los escalones.

Se acerco a dónde provenía la voz y se asomo por la separación de las puertas. Sin embargo, no vio a su papá por ningún lado, solo a un triángulo amarillo flotante que estaba de espaldas a el hablando con otro ser que parecía estarse derritiendo.

Un recuerdo invadió su mente. Las imágenes eran rápidas y poco coherentes pero pudo lograr entender unas cosas:
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Un pueblo
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Una familia
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Monstruos
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Demonios
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Dipper se tocó la frente y se recargo en la puerta en un intento de recuperar el equilibrio pero consiguió todo lo contrario.

Al recargar su mano la puerta se abrió de par en par y el cayó al suelo con un golpe seco.

Abrió los ojos desorientado. Al menos para su suerte no había recibido en golpe en la cabeza o hubiera sido peor. Levantó la vista, ambos seres le miraban y el ser cuya presencia le había causado una mala pasada se acercaba.

Asustado empezó a retroceder aún sin levantarse hasta chocar con la puerta que se había cerrado otra vez.

— ¡No te acerques! ¡Aléjate de mi! ¡Amo Bill! ¡Amo Bill!

La figura hizo caso omiso y se acerco a el hasta poder tocar sus mejillas, por otro lado, Dipper seguía gritando, abrazando sus piernas y llamando a Bill. Escuchó el crujido de lo que parecían huesos y el toque de las manos fue más suave…más humano…

— Tranquilo pino, shhhh. Estoy aquí. Soy yo — Susurro Bill mientras secaba las lágrimas que salían del más pequeño

— Amo Bill…. — Dipper abrió sus ojos y al enfocarlo lo primero que hizo fue abrazarlo.

Bill miro a su invitado e hizo un ademán para que saliera y este no se opuso y simplemente lo hizo.

— Ya, ya, soy yo…

— P-pero ¿Donde estabas? Ese monstruo casi me atrapa

— Aquí, cariño. — Bill había aprendido que los apodos lindos lograban calmar al castaño — Era yo. Jamás dejaré que te lastimen