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Dorian llegó de mal humor a su casa

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Dorian llegó de mal humor a su casa. Arrojó su abrigo sin cuidado y Víctor se dio cuenta de que era uno de esos momentos en que lo mejor sería no hablarle. Masculló algo y Víctor se alejó.

Estaba a punto de escribirle a Henry para contarle de la absurda escena que le montaron cuando se percató de un detalle.

Dorian hizo una pausa en medio de la sala y contempló el retrato con mayor atención. Encendió la linterna de su teléfono y la apuntó hacia allí para asegurarse de estar viendo correctamente.

Sí, no era un error.

El retrato había cambiado. Sus labios dejaron de estar entreabiertos por el asombro y se torcieron en un gesto cruel y desagradable que le recordaba al que adoptaba su abuelo cuando lo encontraba entre los pasillos de forma inesperada.

Era un gesto de puro desprecio.

Dorian avanzó un par de pasos y siguió examinando el retrato. Lo bajó de donde estaba y lo tocó con las yemas de los dedos para comprobar que no era la pintura que se estuviese despegando del lienzo de algún modo. No, no podía ser; Basil tenía años de práctica fabricando sus propios lienzos y utilizaba pinturas de muy buena calidad con sólo los tonos bases, él hacía cada mezcla.

Era una expresión en realidad horrible. Le cambiaba el rostro. Lo transformaba a él.

Dorian no pudo evitar ver de reojo hacia la escalera. Se estremeció por el más puro desagrado.

Si había algo en él que se pareciese a Kelso Gray, ese algo no podía ser bueno.

Dorian decidió mover la pintura de lugar, temiendo que Basil fuese a visitarlo mientras el cuadro estaba de ese modo y creyese que había dañado su obra de arte por rencor u odio. Incluso si pretendía ignorar lo que pasaba por su cabeza como el impulso al que jamás debía obedecer bajo ninguna circunstancia, era fácil para Dorian darse cuenta de que no era ni odio ni rencor lo que sentía al pensar en Basil Hallward.

Puso el cuadro en la biblioteca y colocó un biombo adelante. Era una forma elegante de separar los espacios, ya que la pared quedaba detrás de telas delgadas con patrones florales que fueron pintados hace siglos.

Estaba de pie frente al biombo, observándolo en silencio, cuando escuchó que tocaban la puerta. Dorian dio un brinco.

La voz de Víctor fue suave y somnolienta.

—¿Todo está bien, señor Gray?

Dorian tuvo que carraspear para asegurarse de que la voz no le fallase.

—Todo muy bien, Víctor. Descansa.

—Buenas noches —Oyó que respondía y le pareció que lo alegraba poder irse a la cama temprano.

Dorian, por su parte, permaneció en la biblioteca. Luego de comprobar que la casa estaba en silencio, Víctor en su cuarto y la cocinera se había marchado a su propio hogar, regresó a la biblioteca y retiró el biombo.

Dorian GrayNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ