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Dorian abrió los ojos y odió al mundo entero incluso con su mente aletargada y un fuerte dolor entre las cejas que parecía a punto de partirle el cráneo por la mitad

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Dorian abrió los ojos y odió al mundo entero incluso con su mente aletargada y un fuerte dolor entre las cejas que parecía a punto de partirle el cráneo por la mitad.

Cuando consiguió que la cabeza parase de darle vueltas y reclamar por otro día de vida, se percató de que estaba desnudo con una sábana envuelta alrededor de las piernas y una de sus manos estaba cerrada en torno a un abrigo.

Basil. Ese fue el primer pensamiento coherente en su mente. Pero luego acercó el abrigo y recordó.

No, Basil no estaba. Sólo era su manía de utilizar ese abrigo las últimas semanas y mantenerlo cerca.

Dorian abrazó la prenda y luego se llamó a sí mismo "ridículo". Se levantó de mala gana, ahogando otro quejido por la resaca, agradeció que hubiese un vaso de agua en la mesa de noche y dejó el abrigo doblado sobre el respaldar de un asiento con sumo cuidado.

Prácticamente arrastró los pies fuera del cuarto, sosteniendo la sábana con una mano. No tenía mucho interés en cubrirse. Era el apartamento de Henry.

—¡Despertó el bello durmiente! —celebró Henry en tono burlón desde la cocina.

Tenía un cigarrillo que era sostenido por la comisura de su boca y lo acompañaba una mujer unos años menor que usaba una camisa que no era de su talla y le sonrió a Dorian de esa manera en que lo hacían las personas mayores que él cuando lo encontraban atractivo.

Dorian la ignoró y se acercó a Henry, quien le ofreció una pastilla para el dolor de cabeza y otro vaso de agua.

El lugar era un desastre. Había artículos de todo tipo dispersos por la sala, los cojines estaban manchados de fluidos no identificables y el lugar tenía cierto aroma espeso que el cerebro afectado de Dorian no captaba, pero estaba seguro de que no era un aromatizante ni perfume.

Henry le ofreció un cigarrillo y Dorian asintió y abrió la boca. Él se lo encendió y se lo puso en los labios, de manera que Dorian sólo lo sujetase e inhalase.

—¿Con quién estaba? —masculló—. ¿Con ustedes?

La mujer soltó una risita.

—Lo recordaría si eso hubiese pasado...

—Era tu cuarto —Dorian apuntó a Henry con el cigarrillo y arqueó las cejas—. ¿Me dejaste usar tu cuarto?

Henry se inclinó desde el otro lado de la mesa y negó con una sonrisa.

—¿Crees que un Dorian Gray ebrio, drogado y caliente me pidió permiso? —se burló.

—No recuerdo la parte de las drogas...

—¿Recuerdas la parte en que dijiste que querías ser stripper "por la experiencia"?

Dorian frunció el ceño y negó.

—Bueno —continuó Henry con un tono divertidísimo—, digamos que todas las personas que estuvieron aquí anoche se enteraron de que no eres muy hetero después de tu fascinante monólogo en que hablabas sobre esa "experiencia" como algo que te permitiría...¿cómo es que lo dijo?

Dorian GrayWhere stories live. Discover now