Cambios

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El joven rubio llegó a casa de su abuelo con tranquilidad aquella noche, el mismo día que tuvo su trabajo junto a sus nuevos compañeros en la cafetería; no pudo evitar sonreír; desde que salió de ese lugar, no había borrado esa sonrisa desde que se despidió de los Kamado.

Realmente no se arrepiente de haberles dado el trabajo.

Le agradaba Tanjiro, era realmente una buena persona.
Y Nezuko, ni se diga... Era un hermosísimo ser para los ojos de Zenitsu.

Al cruzar la puerta de la entrada de la vieja casa del abuelo, soltó un suspiro, y trato de borrar su sonrisa de su cara, pero realmente le estaba costando.

Paso de largo de la sala, había visto de reojo, al abuelo dormir en uno de los sillones; así que, como buen nieto que es, decidió dejarlo descansar.

Su sonrisa rápidamente fue borrada, y se detuvo de golpe antes de entrar a su habitación, cuando vio a su Hermanastro recargado sobre la mesa de la cocina.

Zenitsu estaba parado a mitad del pasillo, le miraba fijamente. Realmente estaba sorprendido por la tremenda aparición de Kaigaku.

-Tu... ¿Cuándo, llegaste?
-Hola, para ti también. Mucho tiempo, ¿no?

El pelinegro sonrió de lado y levanto una ceja, mirando de reojo al rubio.

En cambio Zenitsu trataba de verse tranquilo.
No le temía a Kaigaku, no...
Simplemente le pone nervioso.

El y su Hermanastro no se han llevado muy bien desde hace tiempo. Habían dejado de ser esos hermanos tan cercanos como antes.
Las cosas cambian...

-¿Qué haces aquí?
-Solo vine a visitar al viejo.

Zenitsu al escuchar eso frunció el ceño y sonrió falso soltando una ligera risilla entre dientes con sarcasmo. No quería explotar y despertar al abuelo, pero Kaigaku parecía que quería molestarlo de verdad.

-Si claro, después de dejarnos, ahora te importa, ¿no?

Dijo bajo el rubio en tono burlón y sarcástico.

El pelinegro, lo había escuchado claro, frunció el ceño y se acercó a Zenitsu.

-Escucha, yo se lo que hice. Quería cumplir lo que yo quería.
-Si, claro... Eso te impedía ver al abuelo, pero a tus amigos no.
-Zenitsu, tu no sabes nada.
-Tu tampoco.

Quedó un intenso silencio, ambos se seguían viendo de mala manera.
Se escuchó un ligero ronquido desde la sala, rompiendo aquel silencio.

Ambos dieron un rápido vistazo al viejo Jigoro.

Zenitsu se sintió mal, pero aún así estaba molesto con Kaigaku.

-Lastimaste al abuelo...

Soltó bajo, para no despertar al abuelo, pero para que su Hermano escuchará.
El contrario, le devolvió la mirada con atención, simplemente se quedó callado esperando a que el rubio terminará de hablar.

-Quiero entender... ¿Por qué te alejaste de esa manera?... Se que el abuelo fue estricto en ocasiones, y siempre quería que hiciéramos lo mejor; lo que el cree que era lo mejor para ambos... Yo a pesar de todo, le debo tanto al abuelo... Yo no lo abandonaría... Jamás lo lastimaría.

Zenitsu dejo la "conversación" y dio vuelta para entrar a su Habitación. Dejando a Kaigaku sin hablar, el no tenía porque hablar.
No podía decir nada en contra de las palabras de Zenitsu, el tenía razón, y Kaigaku sabía que lastimo al abuelo.

El moreno, hecho una rápida mirada de reojo, para aquel hombre que dormía en el sillón.
Apresar de haberle hecho eso, el viejo aún lo aceptaba...
Solto un suspiro pesado, realmente no sabía cómo solucionar eso. Zenitsu le había marcado que lastimo a ambos por sus ideas.

No Hablamos, Quiero Escuchar Tu Corazón. [ZeniNezu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora