Leche.

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Como cada mañana, el despertador sonó con el asqueroso tono de siempre (en realidad es mi canción favorita) y levanté mi brazo dispuesto a rematarlo contra la pared pero el dulce toque de mi omega me detuvo. 

- Ni se te ocurra Keisuke Baji, ni lo pienses. - La voz medio dormida de Chifuyu se escuchaba apenas debido a sus ronquidos y la baba saliendo de sus labios lentamente. - Es el cuarto que compramos en la semana, apenas es jueves. - Su carita hizo una mueca mientras se aferraba a mi almohada. 

Es un buen día. 

Está más que claro que callé y obedecí al instante, recordando de lejos la voz de Kazutora gritando "mandarina" pero eso no importaba, últimamente Chifuyu estaba muy sensible, sobre todo se veía sumamente cansado y estoy preocupado, así que decidí dejarlo ser. 

- ¡Papá! ¡Papá, desperté! ¡Pa! - Rodé los ojos apenas escuché la chillona voz de mi único hijo. - ¡Paaaaaaaaa! ¡Papá! - 

- ¡Por dios, ya te oí! - Grité de vuelta. 

Por última vez me acerqué a Chifuyu para besar su rostro suavemente, acaricié un poco su cabello y finalmente sonreí, como cada día tenía que darle mi primera alegría a mi esposo.

 Iniciaba la rutina de siempre, levantarme y acompañar a Fuji en toda su mañana.  

No se crean, la verdad ni yo puedo entender el funcionamiento de mi mocoso, parece que tiene un petardo en el culo cada vez que se despierta.

- ¿En dónde está mamá? - Preguntó mi hijo acercándose mientras yo sacaba su ropa para el colegio. - ¿Por qué no está despierto? -

- Tu mamá se siente mal, últimamente está durmiendo de más y se cansa muy rápido, en la tarde iremos todos al doctor para saber lo que pasa ¿está bien, hijo? - Fui muy cuidadoso, aunque claramente entendí hace mucho la actitud de mi omega y estoy seguro que él también lo hizo, solo iremos a verificar que todo esté bien. - Huele muy dulce estos días ¿no creés?

Después de todo, fue muy fácil reconocer el aroma a leche que salía de Chifuyu. 

- Mamá huele a leche y galletas, junto con tu aroma parecen un desayuno completo. - Miré fastiado a mi cachorro mientras ambos íbamos al baño en medio de empujones. 

Claro que la mañana fue cansadora, el mocoso se cambió dos veces de ropa porque ensuciaba todo con la pasta para cepillarse los dientes y cuando lo subí al auto y ya estábamos en la esquina de su cárcel me viene a decir que se olvidó la mochila.
Volví lo más rápido posible a mi casa, mi omega en cinta me esperaba y estaba ansioso, podía sentirlo por el lazo así que esos dos semáforos rojos podían irse muy a la mierda.

Después de pelear unas cinco veces con tipos desconocidos en la calle al fin pude llegar con mi amado, al abrir la puerta un fuerte olor a galletas y leche me recibió, me deje llevar aspirando ese dulzor como un maldito drogadicto con coca.

- Chifuyu, ya estoy en casa. - Anuncié escuchando los pasos apresurados de mi sol, al verlo sonreí tratando de darle calma a su ansiedad y al parecer sirvió un poco pero la molestia no se iba, al contrario, la marca me picó más. - ¿Sucede algo?

Así es, yo podía ser un imbécil, tarado, bastante poco capaz, sin gracia, bueno para nada, aburrido pero definitivamente no un mal alfa.

Y por eso no entendía para nada la mirada triste y llena de lágrimas de mi omega, mucho menos el temblor de su cuerpo y como soltaba mi nombre entre sollozos cortos. Entré en pánico.

¿Había hecho algo mal? ¿Se me olvidó el beso mañanero? ¿No lavé bien los platos? ¿El desayuno sabía muy mal?
Tal vez no le gustaron las tostadas o el olor le dio náuseas o quizás fue el jugo de manzana. Claro, soy un imbécil, a Chifuyu no le gustan las manzanas rojas.

- ¡S-siento hacer el jugo con manzanas rojas! De verdad lo lamento, sé que no te gustan y fue mi error. - Me acerqué apenas tomándolo entre mis brazos y dejando su cabeza recargada en mi hombro. - Pero por favor ya no llores fuyu, te prometo que no lo volveré a hacer, por favor perdóname.

Él se quedó callado hasta que lo vi separarse del abrazo un poco, se rió dulcemente secando sus lágrimas.

Perfecto ahora tengo más miedo.

- ¿De qué hablas, Kei? - Su risa se hizo más grande dejándome confundido pero por supuesto feliz de ver su calma. - ¿Me creés capaz de llorar por un jugo de manzana?

- Lo decía por.. - Me callé, obviamente me tragué lo que iba a decir, tenía miedo, por dios, me cagaba de miedo. Ustedes no entienden pero un omega embarazado es más peligroso que un alfa puro híbrido de león en celo.

¿De dónde carajo saqué lo de "híbrido león"?

¿Y si todo es producto de mi esquizofrenia y en eso arrastré a mi hijo en ello?

- Porque estoy en cinta. - Miré a mi esposo, su mirada reflejaba calma, esa pequeña expresión que no mostraba siempre, sus ojos relajados y una bella pequeña sonrisa acompañaban la hermosura de sus ojos esmeralda.

- Lo sé, lo supe por tu olor. - Confesé, por fin relajando mi cuerpo y abrazando su cintura con mis manos, sin quererlo mis dedos comenzaron a acariciar su aún plano vientre, un lugar sumamente sensible y sagrado para los omegas.

- ¿Y por qué no me dijiste que sabías que yo sabía que estoy en cinta? -

- Porque pensé que ya sabías que yo sabía que tú sabías que estás embarazado, lo supuse. -

- ¿Y que tal si no sabía? - Su tono era molesto y su cara parecía igual pero sabía que solamente jugaba conmigo.

- ¿Qué cosa? ¿que tú no sabías que yo sabía? ¿o que yo no sabía que tú sabías que yo sabía? -

Sacar de quicio a mi omega es mi pasión.

- Habla bien Kei. - Y ahí estaba, el zape de reflexión.

El tiempo pasó mientras Chifuyu se revolvía en mis brazos, queriendo llenarse de mi aroma y no me quejé, obviamente lo dejé ser y expulsé más aún mi olor.

Lo guié a la cocina, sus ojitos apenas se abrían estando totalmente cómodos con el ambiente pero no podía permitir que duerma sin comer.

- Abre Chifuyu, di "aa" - Así que me tenía dándole de comer en la boca, yo feliz hacía sonidos de aviones mientras lo alimentaba. - ¿Me dirás por qué llorabas hace rato?

El ojiverde asintió aún con la boca llena y las mejillas llenas de comida, se limpió la boca con una servilleta y empezó su relato.

- Pensé que no sabías, que mi olor no fue lo suficientemente fuerte para alertarte y tuve miedo de que estés negando mi embarazo de alguna forma, como si estuvieras molesto por eso o como si tuvieras miedo, entonces me preocupé y mi omega empezó a decir cosas horribles. - Contestó haciendo una pausa para tomar un poco de jugo.

- Lo lamento mucho, fue totalmente mi culpa por no ser directo. - Susurré maldiciendo a mi alfa por darme el consejo de no decir nada, pero ya no valía lamentarse, al contrario, sonreí efusivamente con emociones encontradas por repetir nuevamente este escenario. - A la próxima te diré apenas sienta el aroma.

- ¿Próxima? - Chifuyu tenía las mejillas coloradas, sus ojos abiertos de par en par y por instinto abrazó su vientre.

- Claro, tenemos que tener por lo menos siete hijos. -

- ¿Siete? - El omega casi se infarta. - ¿Y para qué quieres tantos? -

- Para que sean como bts. -

- ¡No vamos a explotar a nuestros hijos para que sean idols, Baji Keisuke! -

- ¡Pero piénsalo bien! ¡A Fuji le gusta bailar! -

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Buenos díaaaas, vengo a pedirles disculpas por la demora en subir este capítulo (ya hacía falta algo más íntimo de estos dos) en todo este tiempo me enamoré y pues desenamorada sí hay entonces estuve lidiando con eso, una disculpa como ya dije.
Por otro lado, pensé en hacer un especial de Kazutora pero no sé si quieran saber más de él.
Me despido, nos vemos el miércoles.

، ✶ 𝗟𝗔 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔 𝗕𝗔𝗝𝗜 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora