Día 4: Blanch & Blush

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Advertencias:

- May 18 -

- Sexo explícito -

- Angst, fluff, yo que sé. -

- Primera persona -

- Clasificación M de Fanfiction. -


****BLANCH****

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****BLANCH****

Él se ha quedado dormido.

Lo sé porque ronca con suavidad. Su agarre en mi cintura se ha aflojado, pero no me suelta. Lo cual es desesperante porque en este momento quiero salir corriendo de la cama. Necesito el té que he dejado en la cocina. Necesito una botella de aguardiente. Necesito emborracharme, perder la memoria y escapar de aquí. No volver a París. Quizá intentar una nueva vida en otro país.

Nueva Zelanda por ejemplo.

No estoy lista para esto. No de nuevo.

Tengo ganas de llorar. Y de reír. Y de matar a Adrien. O llamarlo y decirle que ha destrozado mi vida por completo.

O tal vez llamar a Alya, para que me diga que las citas del Tinder están mal si se repiten.

No debí repetir con Felix Culpa.

Sin embargo, estar atada a él, así, desnudos en la cama, no me molesta. No del todo.

No estoy preparada para el amor. Pero el vacío en mi vientre al oírle aquellas palabras, no ha hecho más que expandirse.

¿Podría tener mejor suerte esta vez? Adrien Agreste fue un sueño. Un hombre amable y correcto. Venía con flores a mi estudio de modas. Me ayudaba a cerrar el portón al salir. Me acompañaba a la panadería de mis padres.

Cuando me mudé aquí y dejé la casa familiar, - Este es el piso de soltero de mi abuelo, Roland. -, fue él quien cargó las cajas y ordenó los muebles. Me dio un beso suave en la boca, me acarició las mejillas, me abrazó contra si, y me felicitó en un murmullo por mi nueva independencia.

Sucedió hace tanto tiempo.

Era primavera.

Cuando terminó de subir la última caja de la mudanza, Adrien me sostuvo por la cintura, y pasó con lentitud su mano a través de mi pelo negro, para luego besarme en la frente.

- Estoy tan feliz por tí, Marinette - musitó en voz baja. Los ojos le brillaban de contento y su tacto era suave. Olía a cítrico y a flores. Su piel era aterciopelada. Sus palabras parecían sinceras.

Yo solía amarlo.

Cuando lo miraba, lo amaba, cuando lo tenía, lo amaba. Ese día le abracé el cuello despacio y me empiné para rozar mi nariz contra la suya. Reí sobre sus labios.

MATCH!- Felinette. AU.Where stories live. Discover now