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Y ahí estaba él, un sábado a las putas ocho y media de la mañana; despierto, cambiado, sin desayunar y con un chingo de sueño.

¿Que por qué estaba ahí y no durmiendo plácidamente en su cama? Él también se lo preguntaba. Tan solo anoche se había acostado feliz porque supuestamente al fin podría descansar después de una larga semana de clases, dispuesto a dormir tanto como quisiera para reponer sus energías. Grande fue su decepción y molestia cuando su madre le despertó mucho antes de lo previsto, pues resulta que precisamente ese día tendrían que acudir a una reunión sobre el curso al que según se había enterado, lo acababan de inscribir.

—¿Por qué tengo que ir? —Se atrevió a preguntar después de un largo silencio en el carro, siendo consciente de que aquello había molestado a sus padres, y más aún cuando uno de ellos resopló con cansancio.

—Ya te lo dijimos, te ayudará en el examen de admisión, es importante que vayas —Respondió su madre sin girarse a mirarlo, algo irritada por tener que tocar el tema de nuevo luego de la pequeña discusión de la mañana.

México bufó.

—Eso ya lo sé, pero ¿Es necesario que vaya hoy? Sólo será una junta... A-además ¡¿Por qué no me avisaron?!

—Sí te avisamos, desde hace tiempo.

—¡Nooo! Solo mencionaron que me inscribirían a un curso, pero hasta hace rato ni siquiera sabía que ya lo habían hecho y que sería precisamente hoy ¡Fui engañado!

—Descuida, será rápido. El maestro sólo explicará la manera de trabajar y conocerás a tus nuevos compañeros —Respondió con paciencia su padre, y México no tuvo otra opción más que resignarse.

Buscando distraerse un poco, sacó su teléfono de su bolsillo, encendiendo los datos para mirar sus redes sociales mientras llegaban a su destino, sin embargo, justo antes de que pudiera ingresar a ellas una nueva notificación apareció en la parte superior de su pantalla, capturando su atención.

Era un mensaje.

Y no procedente de ninguno de sus amigos o compañeros de la escuela, es más, ni siquiera podía reconocer el nombre de la persona que se lo había mandado. No le sonaba en lo absoluto.

"¿China?" Leyó en voz baja, pero ningún recuerdo de alguien que conociera con ese nombre le llegaba a la mente.

Curioso por aquello, decidió leerlo, pero sin abrir el chat... por si acaso.


"Holaaa"

"Quizá no me conozcas, pero solo quería decirte que te he visto en la escuela y me pareces alguien muy lindo y amigable, me gustaría conocerte más :)"


El mexicano alzó las cejas en señal de sorpresa, pues definitivamente no era algo que se esperara, pero si había una cosa en la que la persona tenía razón, era que no le conocía de nada.

Aún a pesar de que intentó disimular su sorpresa, algún ruidito de impresión tuvo que escapar de él sin que lo notara, pues su madre se giró a verle, llamando su atención y sobresaltando un poco al más pequeño.

—¿Ya terminaste tus deberes? ¿O por qué tienes el celular? —Habló seria, pero México no se intimidó.

—Sí, ya los terminé. Además es fin de semana ¿Recuerdas?

—Mhm... cierto —Dijo la mayor y se giró de nuevo hacia el frente, decidida a dejarlo pasar por esa ocasión.

El tricolor torció la boca, algo irritado también, pues sí, solamente le dejaban usar su celular los sábados y domingos... solo si terminaba su tarea.

Casualidad...❞ |Mexico's harem - Rusmex.Where stories live. Discover now