14. Ducha de las confesiones

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Me quedo helada cuando su torso queda al desnudo y me lanza la camiseta sobre las piernas

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Me quedo helada cuando su torso queda al desnudo y me lanza la camiseta sobre las piernas.

—¿Qué haces?

En lugar de responder, pisa el talón de uno de sus zapatos para quitárselo. Imita el gesto para deshacerse del otro.

—¿Dónde está Teodoro? —pregunta en su lugar.

Como si estuvieran sincronizados, en cuanto Teo llegó al clímax mi teléfono sonó. Sabía que se trataba de Brie porque es su típico patrón nocturno: alcoholizarse, estar un rato con una chica y pedir auxilio cuando empieza a marearse. Todavía me encontraba de rodillas frente a su hermano cuando la atendí. Oí balbuceos mientras él me ayudaba a ponerme de pie.

Como no me encontraba en las condiciones higiénicas para ir, Teo se ofreció. Me dio la llave del departamento, le repetí cómo funcionaba la operación Rapunzerveza que utilizo para encargarme de su hermana los fines de semana y subí. Estaba por ir al baño cuando empezaron a llegar los mensajes.

Emergencia de sushi hi. Emergen cia. Suhi.

Probablemente sacar un clavo con otro clavo no le funcionó y se puso triste al recordar a Hazel, la pelirroja que asocia con Nemo y a la que fuimos a vigilar a la sección de colchones de Pelicot.

¿Me vienes aA buscAr?

Quédate donde estás. La mayor decepción de tu familia te recogerá pronto.


Me quedé con ella al teléfono, respondiéndole por las dudas.

Te amo Virginity Wheeeeeeeler.

Aunque te t1res a m1 herman0.

Hasta que Teodoro no llegó a su rescate no fui capaz de hacer nada más que observar la pantalla. Sabía que no tardaría ni diez minutos, pero a veces solo bastan diez segundos para que algo malo le ocurra a una chica.

Jesús lo sabe bien.

—Fue a ayudar a su hermana con una cosa —respondo al oír el ruido de la regadera—. Y sigues sin decirme qué estás haciendo, nudista.

Meyer está inclinado sobre la ducha regulando la temperatura del agua. Su camiseta sigue sobre mis piernas. No me atrevo a tocarla, pero al reacomodarme sobre la tapa del váter siento la suavidad de la tela deslizarse entre mi piel.

—Preparar la ducha. —Los músculos de su brazo se contraen bajo el chorro, hasta que logra salir templado y el baño empieza a llenarse de vapor—. No sé si estás al tanto de este artefacto, pero sirve para higienizarse.

Da un paso atrás y lo señalo a él, luego a mí y por último el lugar que ocupaba hace un segundo.

—¿Quieres que…? —¿Nos duchemos? ¿Juntos? ¿Eso está sugiriendo?—. Porque todavía me cuesta aprender en un ambiente seco, no estoy lista para saltar a las tutorías sexuales acuáticas.

VirginityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora