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HANAHAKI


"Why do you only call me when you're high?"

Pequeñas almas tan hermosas y puras como eran navegaban por el mundo sin rumbo, sin un paraíso al que asistir solo sintiendo compasión del único que puede verlas y consolarlas, pero para su mala suerte, este ser solo piensa en una cosa; Un simple gato. Y es así de simple que le tiene embelesado, ellas le miraron desde algún punto de la habitación y despreciaron al felino que ahora se robaba toda la atención de aquel que puede guiarlas y darles paz, intentaron ayudar a Lobo y no recibieron nada a cambio, quieren cobrarle más saben que un paso en falso y pueden quebrarse. Miran a Death enloquecer a cada día que pasa, quebrando a todo aquel que intente tocar a su amado y enfermandose a cada paso que da pues no confiesa su amor y menos hace algo para acabarlo, el veneno sube hasta cegar su vista y nublar su mente, no hay nada que hacer, La Muerte está a punto de descubrir los efectos secundarios del Hanahaki en un Dios, un Dios que ha abandonado toda responsabilidad.

— ¿Algún castigo para él? — Pregunto aquél ciervo curioso por la respuesta del mayor.

Sí, es verdad que ha fallado.— Suspiro y arrastrando las palabras para que salieran de si boca. — Pero su existencia ya es su propio castigo.

Y así como se decreto en los cielos, así se vivió en la tierra donde la Muerte enamorada vivía bajo los venenosos encantos del Hanahaki. Miró al felino en la suavidad de la cama y nada se cruzó por su cabeza, todo estaba en blanco, totalmente vacío y ajeno a la obsesión que su subconsciente tenía, se acerco al felino y abrió sus fauces sin razón alguna; quería morderlo, adueñarse de él, de su alma y su ser en todo sentido, sin embargo, reconoció sus intenciones cuando sintió la carne rozar sus colmillos y sus ojos se abrieron dispuesto a no procesar, se alejó y observo al indefenso, él mismo era incluso un peligro para el pequeño felino.

Desde el principio siempre fue su presa y él un simple depredador, aún algo dentro de él quería al gato muerto.

Suspiro pesadamente mientras apretaba la mandíbula, estaba enloqueciendo y Hanahaki devoraba su ser, si quería a Gato lo haría por las buenas, no hará más daño del que ya hizo. Su gato estaba mal y lo sabía, las marcas en su cuerpo se lo decían, la inestabilidad de su ser se lo advertía, temía quebrar su alma aún sin siquiera él felino estar muerto. Acarició con una de sus garras la mejilla del atigrado y planto en su frente un beso, tierno, corto y lleno del poco amor puro que tenía y quedaba antes de que Hanahaki se lo arrebatará, su garganta empezó a secarse, su pecho a perder aire y su estómago a comprimirse por la gran cantidad de flores que amenazaban con salir, era prueba de que aún Gato no lo amaba, pero el cambiaría eso, no sabe cómo, pero lo hará.


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Gato despertó encontrándose con un mar de flores a su alrededor, todas de distintos colores, eran más que preciosas y brillantes, pensó en miles de razones para que estuvieran allí, hasta que su cabeza dolió y recordó porque estaba allí, revisó su cuerpo y no había ningún rastro de haber muerto, seguía en el mismo bucle de siempre, pero sobre todo recordó a la muerte y a su abrazo, su forma gentil y extraña de tratarlo, todas aquellas veces que llegó a salvarlo. ¿Porque lo hacía? Las dudas comenzaban a invadir su ser y a reemplazar su jaqueca, aún así él no debería de estar allí.

Miró a su alrededor y no había nadie más que él, al menos solo los que él pudiera ver, pues ellas encerradas en cuadros y bajó la cama seguían vigilando cada paso que daba por órdenes de la Muerte. Las almas le siguieron mientras bajaba las escaleras y se encontraba con un bar o más bien, el lugar en el que estaba era una posada, miró a un hombre limpiar una mesa algo desconcertado decidiendo si preguntarle cómo había llegado ahí o no, más al bajar un escalón tropezó y resbaló con todo y sombrero al suelo.

𝑯𝑨𝑵𝑨𝑯𝑨𝑲𝑰 ─ 𝑷𝑼𝑺𝑺𝑫𝑬𝑨𝑻𝑯Where stories live. Discover now