Dímelo +18

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En algún momento, Gavi se levantó de la bañera, levantándome a mi con él y sin separar nuestros labios.

Sus manos se pegaban a mi ropa mojada.

Mi pelo completamente empapado dejaba un rio a su paso.

Llegamos entre tropezones y choques hasta la cama, donde me tumbó y se encargó de hacer desaparecer mi ropa mojada, dejándome totalmente desnuda ante él.

Me miró desde arriba, muy serio.

Los dos desnudos.

La tensión creando chispas entre los dos.

Mi cuerpo ardiendo.

- Dime que pare, dímelo Valeria. -gruñó.

- No. -hablé muy segura.

Hizo un ruido con la garganta y en un solo segundo ya estaba sobre mi de nuevo, sus labios reclamando los míos con fuerza, una de sus manos jugando con mis pechos y la otra bajando cada vez más.

Arqueé la espalda contra él cuando uno de sus dedos se coló en mi interior, gemí contra su boca.

Estaba más que lista para él.

Creía que había tenido el control hasta ahora, pero la verdad era que lo había perdido en el mismo instante en que le había visto jugar en el campo.

Estaba para él.

No me importaba nada más en esos momentos.

Gavi se separó de mi de repente, alejándose.

Me quejé por su falta de contacto.

- Valeria, necesito que me digas lo que sientes, esto me está matando. -jadeó.

Nuestras respiraciones eran un desastre, me temblaba el cuerpo y me quemaban las mejillas.

Él estaba igual.

Me levanté y me acerqué a él.

- No tengo ningún tipo de vergüenza ahora mismo, ni miedo de enfrentarme a esto, te necesito más de lo que quiero, Pablo, es real, por favor. -murmuré colocando mis manos en su torso desnudo, quemaba.

Me iba a explotar la cabeza.

- No puedo más, Valeria, no aguanto más sin tenerte. -gruñó, aun sin tocarme.

- Dime que necesitas de mi, Pablo. -ronroneé y cuando escuchó su nombre salir de mis labios se tensó.

Sabía lo que le provocaba eso.

- Todo, maldita sea, ángel, lo quiero todo de ti. -gruñó.

- Coge lo que quieras. -murmuré.

No dudó.

Mi cuerpo chocó contra la pared más cercana a mi, mi espalda tocó la fría pared y solté un gemido.

No había control.

La tensión y la calor de la habitación nos conducía a los dos directos a la locura.

Me levantó y enrosqué las piernas en su cadera, la punta de su erección en mi entrada.

Y entró.

De golpe.

Rápido y duro.

Grité aferrada a sus hombros, envuelta en su cadera.

Se quedó unos segundos quieto.

- Llevo queriendo esto desde que te vi en la jodida grada. -gruñó contra mi cuello.

- Ya me tienes, Pablo.. -murmuré.

-  Deja de llamarme así, ángel, o no pienso ser el responsable de lo que vaya a pasar a continuación. -pidió.

Me embistió una sola vez, fuerte y mi cuerpo rebotó contra el suyo.

- ¡Pablo! -esta vez grité, jadeé su maldito nombre.

Entonces se movió, caminó hasta la cama y salió de mi, dejándome vacía.

Me colocó de espaldas a él.

- Agárrate al cabecero, ángel. -ronroneó.

Jadeé al escucharle.

Me agarré del cabecero y él entró en mi de nuevo.

Esta vez no se quedó quieto.

Esta vez no paró.

Mantuvo un ritmo frenético, rápido y tan fuerte que me hacía gritar y pedir más.

Nuca había hecho nada de eso, nunca me había sentido así en la cama con alguien.

No había vergüenza.

Ni miedo a mi cuerpo.

Solo estábamos los dos.

Él adorándome.

Y yo rendida a sus pies.

Me movió y quedé yo encima de él.

- Muévete para mi, ángel, eres jodidamente preciosa. -murmuró cogiendo con fuerza mis caderas.

Me moví encima de él, subiendo y bajando, jugando con él, mordiéndole el hombro.

Gavi jadeaba.

Yo iba a perder el control en cualquier momento.

Quería gritar.

Estaba en el cielo.

La tensión explotó de golpe en la habitación cuando sentí que me llenaba por completo y yo cerraba mis paredes a su alrededor.

Caí encima de su pecho y él me abrazó.

- Estoy loco por ti, Valeria. -murmuró.

- A mi me vas a volver loca. -admití y él soltó una risita que retumbó por todo mi cuerpo.

Sonreí.

Seguía en mi interior y no era capaz de moverme.

- Eric quiere volver a conquistarme. -le conté dibujando pequeños círculos en su pecho.

- Que lo intente, ya eres mía. -habló seguro.

- ¿Ah si? -pregunté levantándome.

Gimió cuando salió de mi.

- Sí, ángel, ¿después de esto? no vas a librarte de mi. -aseguró.

- Sigues siendo un imbécil, Pablo. -le saqué el dedo mientras caminaba hacia el baño.

- ¡Tu sigues siendo preciosa y ese culo lleva mi nombre escrito! -gritó y solté una carcajada cuando entré al baño.

Hice mis necesidades y cuando estaba lavándome las manos, caí.

Caí en algo.

Salí casi corriendo del baño.

Gavi se alarmó al verme.

- No hemos utilizado condón. -murmuré.

- Mierda, joder. -se pasó las manos por la cabeza.

Ahora sí que teníamos un problemón.

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ups? JAJAJAJAJAJ

tranquis tranquis, ¿seguís respirando? jajajajajajaj

OS HE SUBIDO UN TIKTOK QUE SI LLEGA A LOS 5 MIL LIKES TENDRÉIS DOBLE CAPITULOOOO

Silencio +18 - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora