El Clan De Los Mártires

El Coraje De Los Cerezos

Cerezos blancos cayendo con lentitud sobre el pasto al mismo tiempo que la brisa de la primavera pronosticaba la llegada del mediodía.
Bajo el par de cerezos que entrelazaban sus ramas estaba un muchacho, su edad se aproximaba a la adultez y permanecía en la adolescencia.
Sus ojos estaban cerrados y su mente parecía estar en otra parte, meditaba bajo la lluvia de cerezos que compartían el color de su ropa blanca a diferencia de su hakama que era de color negro como su largo y abundante cabello que por el momento permanecía atado.
El grado de meditación en que se encontraba era admirable pero esta se vio interrumpida cuando abrió sus ojos de golpe y saltó a otra parte al momento en que una bokata de bambú golpeaba el pasto justamente en donde él había estado sentado.
El muchacho se paró para ver a su contrincante la cual había saltado de los árboles, la jovencita menor que él y de baja estatura sostenía su bokata sin dejar de mirarlo seriamente, ella estaba determinada a no volver a fallar.
Corrió hacia el mayor para repartirle un par de golpes con su bokata los cuales eran esquivados por él, ella se esforzaba aún más y al ver que él le daría una patada ella retrocedió haciendo una voltereta en el proceso y perdiendo su arma, tuvo que agacharse para no recibir un golpe de parte del chico quien hizo todo lo posible para acorralarla en un árbol, al darse cuenta de eso ella optó por girar en el suelo para escapar, al levantarse recibió un golpe el cual logró bloquear con su brazo, él la agarró de este y la lanzó al suelo, la chica no perdió la oportunidad al momento de caer pues barrió las piernas del muchacho con su pierna haciéndolo caer pero él giró por el suelo esquivando los golpes de su contraria los cuales impactaban en el suelo al intentar darle. Se levantó para atacarla y ella a él así los dos iniciando una pelea entre puños y técnicas, ella era quien esquivaba sus golpes y él bloqueaba los suyos.
La adolescente fue quien concluyó a ello al darle una patada en el pecho arrojando al muchacho de espaldas en un árbol, aprovechando eso ella le destinó otra patada pero esta fue detenida por su contrincante al agarrarla del tobillo y arrojarla a un rincón por lo que ella se levantó, corrió hacia él y esquivando uno de sus golpes logró darle un puñetazo en el estómago pero su muñeca fue tomada en el proceso y al mismo tiempo un golpe impactó en su frente haciéndola caer.

Ella se quejó mientras trataba de incorporarse a lo que el causante de ello solo la miraba.

-Estuviste muy cerca, más que las otras veces-

-Maldición-

-Oye-
Le advirtió seriamente mientras le clavaba esa mirada color carmesí la cual ambos compartían.
-Te dije que no te expresaras así-

Ella solo hizo un puchero mientras resoplaba molesta.

-¿Cuándo será el día en que pueda vencerte sin vacilar?-

-Ese día llegará, pero no ahora-
-Debes seguir practicando-

-¿Qué tal si te enfrentas a mi?-
Un muchacho apareció detrás de él, era muy parecido a la chica, ambos adolescentes tenían la misma estatura poco conveniente, sus ojos eran los mismos y sus rasgos eran tan similares aunque su cabello atado era más corto que el de ella.
-Dudo que me derribes al instante-
Sonrió con orgullo al momento que se amarraba una cinta café oscuro en la frente.

-¿De verdad quieres sentir el resultado?-
El más alto arqueó una ceja mientras se colocaba las manos en su cadera.

-Lo veremos-

Ambos se posicionaron en el extremo contrario, no tardó mucho para que los dos corrieran hacia el otro, el más joven fue quien empezó a atacar, el mayor lo esquivaba con mayor velocidad y tras la insistencia precoz del más joven este saltó y dió una patada voladora hacia el otro quien agarró su pierna estando en el aire y le golpeó la misma con su codo para después agarrar su otra pierna y azotar su cuerpo entero contra el tronco del cerezo cayendo así de inmediato.
El adolescente gruñó para si mismo mientras le daba un par de golpes al suelo.
El muchacho mayor negó con su cabeza al ver la reacción del menor pues esta era muy frecuente.