Capítulo 14

279 38 19
                                    

- Creo que estás muy equivocado conmigo. Tú no tienes ni idea de lo que yo puedo hacer, querido Marcos... -escudriñó con asco el tatuado de pelo negro.

- De hecho, sí, lo sé perfectamente. Así como uste' quiere ensuciar mi nombre, o bueno, liberar mi' verdade' a la luz, sin pararse a pensar que no solamente caería yo en el juego, sino también mi novio, yo decidí tomar cartas en el asunto. Busqué y recaudé información personal suya, en un par de días comenzarán a llegarle varia' demandas, incluída la de mi novio, por acoso laboral. Tengo nombres, muchos nombres que podrían hacerlo caer en instantes, y no sólo eso, allí -señaló un rincón de su oficina, con una amplia sonrisa victoriosa en su rostro-. Hay una cámara que ha estado grabando toda nuestra conversación, esto está siendo transmitido en vivo y en directo por los noticieros. Nadie se mete con mi enano y sale ileso.

Ginocchio se levantó de su asiento con una amplia sonrisa, él había planeado todo junto con Nacho, claramente a las espaldas de Agustín, porque no quería que el menor intentara detenerlo. Gabriel se levantó horrorizado de su asiento, parecía que había visto a un fantasma, aunque para ser sinceros, un fantasma sería mucho mejor para el hombre. Salió huyendo de la oficina. Marcos aprovechó el momento para acercarse un poco a la cámara, él aún tenía algunas cosas que decir.

- No me gusta que se abusen de los que no tienen cómo defenderse, y mucho meno' que se metan en mi vida. ¿Querían la verdad? Ahí tienen la verdad. Soy un hombre orgullosamente gay, Jefe de ésta empresa, y que planea vivir felizmente con su novio, que también es su secretario. Si a alguien no le gusta, es su problema, pa' lo' gusto', lo' colore'. Nadie tiene por qué juzgarme o molestarme por mis decisiones, yo decido ser feliz, y Agu' me hace feliz. Fin del comunicado.

Apagó la cámara con una amplia sonrisa, sintiendo como todo el peso de los últimos días, comenzaba a persuadirse en la habitación. Al fin podía estar tranquilo, ya nada lo dentrería de estar con el amor de su vida. Agustín entró a la habitación lanzando humo por los oídos, seguido de Juan Ignacio que no paraba de reírse de la situación. El ojiverde miró a su chico con una amplia sonrisa, aunque confundido ante su actitud.

- ¿Qué pasa, primo? -indagó curioso tomando la mano de su novio.

- ¿Cómo que qué pasa? ¿Por qué no me habían dicho de su plan raro? ¡Yo los pude haber ayudado! -bramó con molestia.

- Porque uste' ya estaba muy estresado por todo, y no queríamo' sumarle más estrés. Ademá', ¿Le molesta lo que hicimo'? Al fin podemo' estar tranquilos, ya no más secretos, ni problemas, sólo nosotros do' -aseguró alegre abrazando a su enano para que éste se calmara.

- Sí, eso me tranquiiza un montón, pero igual... Me hubiera gustado haber sido de ayuda...  -contestó con tristeza Guardis, correspondiendo con ternura el abrazo de su chico.

- Lo fue, y mucho a decir verda' -aclaró el mayor de los tres.

- ¿Cómo? -cuestionó incrédulo el castaño más bajo.

- Fácil, si uste' no hubiera sido acosado por ese idiota, no lo hubiéramos descubierto y no podríamos haberlo expuesto. Uste' fue el motor para que ese tipo pague por todo lo que hizo -explicó el salteño con calma-. Por cierto... Mi padre quiere que vayamos el fin de semana a verlo, dice que quiere conocerlo, según él, yo tengo suerte de tenerlo en mi vida... Y tiene toda la razón...

- No creo que sea así... Yo tengo suerte de tenerte... -suspiró el secretario con una tímida sonrisa.

- Y yo tengo suerte de estar soltero -soltó Nacho mientras salía de la oficina con una sonrisa, ese chico siempre tenía las palabras correctas, aunque a veces fueran algo inapropiadas, para aliviar la tensión del ambiente. 

- Es un pelotudo -escupió Agustín entre risas.

- Y por eso creo que e' nuestro amigo... -suspiró el de ojos verdes-. ¿Qué le parece si vamo' a mi casa? Le voy a cocinar algo muy rico para cenar y le voy a preparar un baño de burbujas para quitarle todo ese estrés...

- Mhm... Me parece bien -accedió rápidamente el más bajo-. Pero quiero masajitos -pidió formando un adorable puchero con sus labios.

- Para uste' todo lo que quiera, le daría las estrellas y la Luna si pudiera... -suspiró con una brillante sonrisa-. Ahora vamo', yo también necesito descansar... 

-Me parece bien... 

- ¿Pensó en lo que le propuse? -indagó el salteño de manera repentina.

- ¿Qué cosa? 

- Lo de vivir juntos y adoptar un perrito... -murmuró con leve nerviosismo, algo poco usual en él.

- ¿Qué te parece la idea de adoptar dos perritos? Uno me parece poco... -dijo Agustín con una amplia sonrisa.

- Me parece perfecto en cuánto uste' esté en mi vida... -susurró depositando un dulce, y levemente apasionado, beso en los labios ajenos.

- Entonces vamos, ya mañana vemos lo de la mudanza y eso... -comentó el enano al separarse del beso.

- Vamo' a tener que mover todo Nacho y yo, ¿No? -cuestionó divertido.

- Me parece una maravillosa idea, mi amor.

Aseguró entre risas mientras comenzaba a caminar, de la mano de su novio, fuera de la gran oficina, para irse a su, ahora, casa. Las bromas y las caricias jamás podrían faltar en su relación, y mucho menos ahora que vivirían juntos y adoptarían dos perritos. Ellos tenían un amor tan grande el uno por el otro, que no les parecía mala idea compartirlo con otros dos seres vivos. Al fin y al cabo, se amaban, y eso era lo único que les importaba.

El Hombre De Al Lado // Margus //Where stories live. Discover now