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1997
Martin había anotado un try. Feliz se abrazó con sus compañeros. Llevaba jugando al rugby desde los 7 años y lo disfrutaba mucho. Compartía equipo con algunos amigos del colegio, pero la mayoría habían sido nuevos en el comienzo. Eran un gran grupo muy unido, cada fin de semana se juntaban en alguna casa después del partido y lo que de chicos devenía en pijamada, ahora de adolescentes derivaba en alguna salida a la fiesta de moda. La pasaban tan bien juntos, que a veces preferían no salir y continuar riéndose en el quincho de la casa elegida para ese fin de semana.
Ese año, formaban parte de la “menores de 19”. Todos nacidos en el mismo año, algunos un año mayor de colegio, pero con las mismas ganas de divertirse. A principio de año, un nuevo integrante se les había sumado. Era un chico tímido en apariencia, que jugaba bastante bien. Flaco, alto, de cabello oscuro largo hasta los hombros y ojos pequeños, le quedaba perfecta la posición de wing. Era el segundo partido del año que compartían y habían congeniado bastante bien.
Para anotar el try, el nuevo le había dado un buen pase, preciso y servido para anotar. Benjamín venía de Rosario. Había jugado en Duendes, un club de esa ciudad y desde que se había venido a vivir a Buenos Aires hacía un año, era la primera vez que se volvía a sentir cómodo en una cancha.
En el vestuario, todos eufóricos, cantaban y festejaban.
–Vamos a festejar, me dijeron que hay una fiesta en el SIC.- dijo Patricio, otro de los jugadores.
-¡¡Sí!!- respondieron casi todos al unísono.
Martin se acercó a Benjamín
– Venite, es un club de acá cerca, tomamos algo, hay buenas chicas...- Benja sonrió
-La verdad no suelo salir mucho, no conozco mucha gente en Buenos Aires, y estudio ingeniería, imagínate que la mayoría nos excitamos con un logaritmo. -
Martin rompió a reír con ganas.
– Bueno amigo, eso se terminó, de logaritmos ni medio, pero de joda… ¡Vamos! –
Esa se convirtió en la primera de muchas salidas que compartieron. Disfrutaban pasar el tiempo juntos. Habían descubierto que tenían bastantes cosas en común, si bien Martin había entrado en la UADE y estudiaba administración de empresas, le resultaba cómodo ir estudiar al departamento de Benja. Y Benja disfrutaba de ir a almorzar los domingos a casa de Martin con su familia.
A pesar de pertenecer a un gran grupo de amigos, Martin había encontrado en Benja algo más. Se sentía cómodo hablando con él, sus familias eran bastantes parecidas y entendían perfectamente de que se trataba la amistad. Por su parte Benjamín se había apoyado completamente en Tincho, como lo llamaban en el club, se reían de las mismas cosas, compartían el gusto por el deporte y no era raro que encararan a un par de amigas y entre los dos obtuvieran resultados satisfactorios. Habían hecho algunas escapadas a Rosario y después de un año de amistad planeaban sus vacaciones de verano en Pinamar. Una tradición que se repetiría en los años posteriores.

Volver a bailarWhere stories live. Discover now