43 - La caravana de los Campeones

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Me desperté abrazada a Enzo. Él estaba de dándome la espalda y yo abrazándolo. Mi brazo izquierdo pasaba por debajo de su almohada y mi brazo derecho rodeaba su cintura hasta descansar en su pecho. Solté una leve rosita al darme cuenta que estábamos cucharita pero al revés.

Me aleje un poco para observar su tatuada y marcada espalda. Me mordí el labio y volvi a acercarme para comenzar a darle besitos. Primero en la mejilla, después el cuello y los hombros y después por su espalda y omoplatos. Él se removió en la cama y sentí su mano acariciar la mis que estaba en su pecho.

— Buenos días campeón -susurre en su oído mientras lo abrazaba fuerte, poniendo mi pierna sobre su cadera-

-solto una leve risita algo dormido-. Buenos días -note que mordió su labio y bajo una de sus manos a mi pierna. Tenía esa voz ronca de las mañanas-

— Cómo durmió el campeón del mundo? -susurre en su oído y volví a besar su espalda, mientras mi mano acariciaba su pecho-

— Mejor imposible -agarro mi mano que estaba en mi pecho y la besó-. Más con la compañía que tengo -su mano que estaba en mi pierna la apretó y me dió una palmadita en el muslos-

— Querés levantarte ya? -me aleje un poco cuando note que empezó a voltear su cuerpo-

— No -termino de voltearse y quedamos frente a frente-. Ni en pedo me muevo de la cama si estás vos acá  -me abrazó pegando mi cuerpo al suyo lo más que podíamos-

Su cara se escondió en mi cuello para dejaré un besito, mientras sus brazos subieron a mis hombros abrazándome, el izquierdo paso por detrás de mis hombros y el derecho paso por debajo de mi almohada para subir a mi cabeza y acariciar mi pelo. Mis dos brazos bajaron y lo abrazaron por la cintura para acariciar su espalda y brazos. Recosté mi cara en el hueco de su cuello para sentir su perfume y dejar un besito.

— Por favor no me sueltes nunca -susurre en su cuello mientras acariciaba su espalda-

-subió mi pierna derecha a su cadera y metió su pierna izquierda entre las mías-. No te quiero soltar -susurro-. Pero te vas a ir -su voz sonaba como triste-

— Ya sé -suspire y sentí que mis ojos se aguaron, una pequeña y rebelde lágrima se cayó llegando a su clavícula-

— Estás llorando hermosa? -solto una pequeña risa-

— No -dije mintiendo-

-él se rió y bajo su brazo que estaba en mis hombros a mi cintura para pegarme más a él, si es que eso era posible-. Mentirosa -susurro en mi oído y dejo un beso en mi mejilla-. No llores hermosa -susurro y me abrazó muy fuerte casi dejándome sin aire-

— Enzo -dije entrecortado por la falta de aire-. Me vas a ahogar -me reí-

— Uy perdón -susurro y se rió soltandome un poco-

-sonreí y lo mire-. No, mejor abrázame devuelta -me acurruque más en su pecho abrazándolo y sintiendo como me volvía a abrazar fuerte pero no tanto como antes para no ahogarme-. No me sueltes -susurre en su pecho e hice puchero-

— No te voy a soltar mi amor -susurro en mi oído y dejo un besito en mi mejilla-

— Me voy a pegar como garrapata a vos hasta que me vaya  -me reí y sentí su pecho subir y bajar en una risa-.

— Hasta que vayamos a desayunar -se rió-. Ahí me vas a soltar y cambiar por una factura con crema pastelera -hizo puchero mirándome-

— Que bien me conoces -me reí y le di un besito acariciando su espalda-

-nos quedamos unos minutos en silencio mientras sentíamos nuestras caricias en la piel del otro-. A qué hora sale tu vuelo?

-suspire-. A las 2am -me puse a acariciar su brazo que rodeaba mi cintura y a dejar pequeños besos en su pecho-

Fisio | Enzo FernándezWhere stories live. Discover now