Ya es tiempo de amar

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Siempre que intento demostrar lo que siento o pienso realmente, me resulta desastroso. Por eso con el paso del tiempo solo evito hacerlo y me ha funcionado, pero tengo un problema, es que quién me gusta cree que yo la odio y lo peor de todo es que al parecer mi mejor amigo hoy se le va a declarar y no se que hacer.

—¿Qué haces aquí Tomás?¿No deberías estar en este momento en clases? ¿Qué pasó? —Dice mi madre sorprendida por verme en casa.

—Me sentí mal y decidí regresar —Mentí.

En realidad necesitaba tiempo para pensar en algo que impidiera mi desgracia.

—¿Qué tienes cariño?¿Quieres que te lleve al doctor?

—Gracias mamá pero no creo que sea necesario solo es un poco de fiebre, tal vez me resfríe. No te preocupes, ya tomé medicina y me siento mejor.

—De todas formas será mejor que descanses, iré a la farmacia a ver qué me recomiendan para que mejores pronto cariño.

—Si, gracias mamá —Le dije subía a mi cuarto.

En mi desesperación hubo un momento de claridad o eso pensé y le marque a mi hermano mayor. Él siempre sabía que hacer, tenía experiencia en el tema.

—Alan tengo un problema y necesito de tu ayuda.

—Mientras no sean con la ley te ayudaré,cuéntame qué necesitas.

—No puedo permitir que mi amigo se le declare hoy a la chica que amo, pero no sé cómo.

—¿Lo secuestramos? Porque puedo hacerlo, solo por unas horas claro.

—-¿Qué? Claro que no haremos eso, ven por mí y llévame al colegio, en el camino ya se nos ocurrirá algo.

—Bien, pero no descartes mi idea.

Pasaron unos minutos que parecían una eternidad. Cuando Alan llegó por mí, él me sacó de la casa con el pretexto de que me llevaría al hospital en su auto. Bueno eso le dijo a mi mamá quien creía tan ciegamente en él.

Ya en camino al colegio a Alan se le subió el ego.

—Tienes el mejor hermano del mundo no sabes qué gran suerte tienes —Decía Alan con delirios de grandeza.

—Ya vas a empezar —Le dije con algo de enfado.

—Di que tienes el mejor hermano del mundo.

—No.

—Dilo.

—Que no.

—Si no lo dices te bajas del auto ahora mismo y buscas a otro que te ayude con tu problema —Dijo Alan molesto.

—No —Dije sin darle importancia.

Él frenó su auto para bajarme, parece que si hablaba en serio.

—Ya basta Alan, Madura.

—Si quieres volver a subirte a este auto y que te ayude, di que tienes el mejor hermano del mundo.

—¿Y si no lo hago qué?

—Pues entonces olvídate de que subirás a este auto y mejor vete caminando.

—Ok lo diré, tengo el mejor hermano del mundo —Le dije pero Alan no se quedó conforme.

—Dilo con más fuerza y con más convicción —Me dice de manera sonriente.

—Ay está bien, yo tengo el mejor hermano del mundo y del universo.

Que vergüenza pase, pero solo lo dije para que Alan me dejara en paz y me dejara subir de nuevo al auto. Funcionó, subí al auto y él comenzó a conducir lo más rápido posible.

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