La historia de Marcos

13 8 2
                                    

El dolor indescriptible que sentí al verte en brazos de aquel imbécil a quien yo llamaba maestro, ahora me ha llevado a un punto en donde ni yo mismo me reconozco, me encuentro en un estado deplorable, un degenerado que busca todas las noches en cuerpos diferentes poder por fin olvidarte.

-¿Lo de siempre? -Me dice gael el bartender.

—Si, necesito un buen tequila. —Miro a Gael con molestia, pues en sus ojos veo que me tiene lástima. —Dame de beber ahora.

Gael se limita a servir lo que pido, el era un niño bueno y sinceramente dudo que comprenda mi dolor.

—Gracias. —Le dije antes de tomar.

Observó con cuidado el lugar y varias bellezas se encuentran en la pista, una vista maravillosa, pero veo a alguien nuevo.

—¿Quién es ese? —Le pregunté a Gael.

—Es el hijo del dueño de este bar ¿Por qué lo pregunta señor?

—Porque mira mucho hacia acá y no creo que sea a mí a quien mire.

Gael se sorprende por mi respuesta, ante todos él es un macho irresistible, la mayoría de jovencitas de este lugar, incluso mujeres mayores vienen a este sitio solo para verlo y hasta proponerle algunas cuantas cosas; Jamás le ha interesado ni hombres ni mujeres en este sitio, aunque si ha tenido algunas conversaciones sobre mujeres.

—Tranquilo, no diré nada.

—Gracias, pero ¿cómo sé entero de que somos novios? —Me susurra, ah realmente era un niño lindo e ingenuo.

—No lo sabía hasta ahora. —Sonrío. —No deberías confiar tanto en los demás, no sabes cuándo te pueden traicionar. Pero deberías pedirle que sea más discreto si no quieres que se enteren de su secreto.

—Usted debería tener un poco más de fe en las personas. —Exclama Gael sirviéndome un poco más de tequila.

—Niño eso lo sé pero el mundo es así hay gente que solo sabe traicionar tu confianza y robarte lo que alguna vez amaste tanto.

—¿Y qué le robaron? Asumo que esta hablando por experiencia propia por eso mi pregunta.

—A la mujer con quién me iba a casar.

—Oh, lo siento, aunque perdón que diga esto pero cuando se refirió a ella antes lo hizo casi como un objeto ¿Será que ella también pensaba que era tratada como una cosa?

—Muchachito no lo sé, jamás supe que pasaba por su mente. Estaba metido en mis asuntos solo quería ser alguien de quién estuviera orgullosa.

—Dame un whisky doble ahora. —Interrumpe nuestra charla el joven de antes.

—Acabas de interrumpir una gran charla niño. —Le digo de manera amistosa.

—Anciano usted no se meta, y dejé de estar molestando a los empleados o llamaré a seguridad para que lo boten de aquí.

Maldito mocoso ¿Quién se cree que es para decirme anciano? Apenas tengo treinta y cinco.

—Oye niñito malcriado el que seas el hijo del dueño no te da el derecho a tratar mal a los clientes.

Me contuve para no hacer un lío, la verdad no quería, no me convenía por muchas razones.

—Gael sirveme más tequila.

—Gael no le sirvas nada. —Le dijo ese niñito rico, vaya que era un celoso de mierda, ahora siento lastima por Gael.

—A tú papito no le va a gustar que trates mal a sus empleados y mucho menos a sus clientes. —Dije mientras tome la botella y me servía yo mismo.

Relatos de amor Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz