El alfa en la universidad

275 36 15
                                    

La carrera fue uno de los momentos de gran impacto para la vida de Guillermo Ochoa y fue cuando conoció los famosos juegos de rol que se creaban por redes sociales, aunque al principio todo fue extrañó para él, en su vida imaginó que hubiera algo como ello; sumando que se le estaba dificultando ser sociable. Empezó con el pie izquierdo el año, no quedó seleccionado en la poderosa escuela de la UNAM y sus padres aprovecharon ese declive para darle la noticia.

"Nos vamos a mudar cariño, lo siento, a tu madre le dieron base en otro estado así que aprovecharemos ¿Sí?"

No sabe ni entiende el motivo de preocupación de sus padres, no está dejando a nadie atrás, no tenía muchos amigos y aunque Natalia junto con Carlos lo habían estado buscando los ignoraba de forma magistral hasta que un día aquel omega fue hasta su casa entre lagrimas para buscar el perdón del alfa bueno que se había topado y jurándole que jamás volvería hacer algo como eso ¡Que inclusive se sentía como una basura por jugar con él! – Chido Carlitos, te me cuidas – Fue lo único que le respondió antes de cerrarle la puerta en su cara.

Se recostó en la cama para poder proseguir con el maratón de películas de comedia romántica que pasaban en AZTECA 7. – Pinche Margaret, ya te enamoraste de tu asistente ya deja de hacerte tontis – Le encantaba ver ese tipo de películas, todos los fines de semana en la soledad de su cuarto mientras era consentido por su padre.

.

.

.

La mudanza llegó y en eso, el vacío en su interior fue creciendo sin darse cuenta.

Estaba en un nuevo estado y era totalmente opuesto a Guadalajara.

No tenía un terrible trafico

El calor era insoportable pero las noches eran refrescante ¿Cómo es que podía ser eso real?

La gente era amable, siempre creyó que la publicidad que le hacían al estado de Yucatán eran puras mentiras.

Pero recibió una cachetada de guante blanco un domingo, mientras desayunaba la famosa cochinita pibil con una coca bien fría. Salió con sus padres a caminar la famosa avenida de prolongación Montejo, viendo pasar un chingo de bicicletas libremente en dirección al centro de la ciudad ¿Cómo es que estaba tan cerca? Literalmente estaba a tan solo veinte minutos caminando y el aire era puro, tal vez este cambio le ayudaría un poco a olvidar lo que tanto le molestaba por dentro.

Así que caminó tranquilamente hasta llegar a la catedral mientras veía como ese Domingo, habían pequeños eventos locales y no pudo evitar enamorarse de las marquesitas con queso de bola.

La universidad quedó cerca de casa, era de paga así que buscó algunas becas para poder hacer el costó menor y no impactar mucho en los gastos de la casa. El primer día no fue nada cómodo, aquella escuela al parecer era nueva en la zona por lo que los profesores junto con los directivos no pasaban de los treinta, perdió la cuenta de cuentas veces se tuvo que presentar en todo el día hasta que escuchó una risa traviesa y pequeña en la última clase pero que prefirió ignorar; al día siguiente se sentó hasta el final del salón con sus audífonos puestos para mirar con calma los nuevos videos musicales de MUSE hasta que sintió un leve aroma muy cerca de él provocando que alzara su mirada para toparse con un chico sonriente a su lado.

– ¡Un placer! Desde ayer he querido hablarte, pero bueno... pensé que estabas enojado o algo por tu expresión seria – confesó el extrañó mientras trataba de imitar la expresión del rizado provocando que Guillermo se empezara a reír un poco – Bueno chico MUSE, me llamo Andrés Guardado y el compa que se acaba de sentar junto a mí es Henry Martín... –

WreckedWhere stories live. Discover now