Reencuentro con un pequeño ratón.

107 24 4
                                    

Robert pensaba en Guillermo la mayoría de los días, pero no mal piensen, no, no. No lo hacía de aquella manera romántica es solo que después de tanto tiempo de estar juntos, confiándose sus más íntimos secretos, de tener un momento tenso y una perdida significativa... lo hacía replantear todo y al girarse para ver a sus nuevos compañeros, amigos en Alemania le hizo entender que no encontraría jamás una amistad como la de Guillermo. Soltó un largo suspiro mientras jugaba con su corbata en su oficina, ignorando todo el ajetreo de afuera, aunque empezó a reír un poco al recordar las palabras dichas por aquel mexicano.

– Pa' q' chingados estudiaste fisioterapia si ibas a terminar de Godínez igual que yo wey, la neta, no entiendo tu mente. –

– No sé, no estaba en mis planes –

– Bueno, pero ¿Eres feliz ahí como Godínez?

– Sí, de eso no hay duda –

Su sueño era abrir su propio spa, pero le agarró amor al trabajo de su padre y prefirió seguir aquel sendero, aunque claro, de vez en cuando tomaba algunos cursos para mejorar en su profesión que algunas veces tomaba como pasatiempo en sus días libres. Aunque era su secreto, los fines de semana iba a su segundo empleo que era ser uno de los mejores masajistas de un spa que apenas iba inaugurado.

No era la gran cosa y aquella pareja que estaban iniciando les había agradado, aunque al principio se mostraban bastantes curiosos al ver a un alfa de alto calibre (aunque Robert, no sé miraba de aquella forma), ahí, trabajando los fines de semana en un que apenas iniciaba y donde poco a poco iba agarrando fama gracias a Robert, aunque este lo negaba cada vez que podía.

– ¡Vamos Robert! No seas modesto ¿Eh? Desde que llegaste aquí, es casa llena... eres mi amuleto de la suerte. ¡Podría besarte ahora mismo!

– Yo te daría permiso, la verdad amor... Hasta yo lo beso, como dice Maluma ¡Felices los cuatros! Bueno, tres en esta ocasión –

– Vamos, dejen de decir tantos disparates para terminar de arreglar todo... ¿Está bien Sr. Martinoli y Luis? –

Ambos mexicanos soltaron un gran bufido ante el cambio de tema, aunque claramente, solo lo hacían para molestar a Robert, a pesar de ser un alfa, tenía un sentido del humor igual que el suyo y cuando supieron que había pasado una temporada en su México hermoso, no dudaron en atacarlo en miles de preguntas para conocerlo un poco más.

– Entonces tu mejor amigo es un mexicano y se llama Guillermo... ¡Qué poca madre! ¡Me cae!

– Prometo presentárselo, es un alfa igual que yo y hemos pasado muchas cosas y bueno, confieso que lo he extrañado.

Aquello dejo pensando a Martinoli hasta que soltó su pregunta sin pensar realmente recibiendo una mirada acusatoria por parte de su esposo ante el nulo tacto que tuvo y por dejarse llevar por su curiosidad.

– ¿Estas enamorado de ese alfa? Digo, no sería raro para serte sincero

– No, de eso estoy seguro Sr. Martinoli, solo que hemos traspasado una barrera y ambos nos conocemos de pies y cabeza. Créame que ambos por un momento lo pensamos e intentamos, ya saben, intimar, pero después de darnos el tercer beso nuestros lobos se mostraron inquietos e incomodos –

– Oh, vaya, entonces... han de ser que sus lobos se sienten como hermanos de otras madres ¡Ha pasado! Pero que te digo, es inevitable no caer ante nosotros los mexicanos...

– Pero Hey ¿Hay alguien que te mueva el tapete Betito?

– Mmmm.... Sí, pero es pasado, ahora bueno, disfrutó la vida a mi manera

WreckedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora