|No eres mi tipo,al igual de que tampoco me interesas| 𝐋𝐈𝐋𝐘 𝐒𝐀𝐋𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑𝐄
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|Una vez te dije que te iba a amar por el resto de la eternidad... Planeo cumplir esa promesa si me das la oportunidad|𝑲𝑳𝑨𝑼𝑺 𝑴𝑰𝑲𝑨𝑬𝑳𝑺𝑶𝑵
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Lily Salvatore.
Al día siguiente, desperté temprano, para poder preparar el desayuno a los chicos y compensar el mal momento que les había hecho pasar la noche anterior.
La primera en bajar fue Emma, está al verme, me abrazo al instante con firmeza.
—Crei que no te vería está mañana.—Murmuró separandose.
—Lamento el susto que les di anoche.—Sonrei algo avergonzada.
—Descuida, mamá, solo ten cuidado.
“Mamá”hace mucho que Emma no me llamaba de esa manera. Sonreí feliz, mientras terminaba de preparar el desayuno.
Minutos después bajaron Stefan, Damon y Elena. Los cinco nos sentamos en la mesa a desayunar, mientras les contaba todo lo ocurrido ayer por la noche.
Al finalizar, un ofendido Damon habló.
—¿Mi hermana mayor se casó y no fui invitado a la boda?
—Fue algo demasiado privado, la única que sabía era Lexi...—Afirmé con melancolía.
—Lamento tu perdida, hermana.—Stefan me abrazo de lado, mientras Elena sostiene mi mano con dulzura.
—Eres demasiado fuerte.—Sonrió la morocha con cariño.
—Si... pero bueno, paso hace muchos años y este es su collar, lo último que me queda de el.—Confesé, levantándome de la mesa.
—¿Y Klaus... simplemente te ayudó?—Cuestionó con recelo.
—Si, fue algo extraño, pero el me ayudó.—Sonrei hacia Elena mientras abrazaba a Damon.
▬▬▬▬꙳𝑫𝒊𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖é𝒔.
Me encontraba en mi casa, junto a Emma, ambas observando cómo Damon y Stefan discutían.
Stefan estaba de pie junto a nosotras dos y Damon estaba sentado en el sillón, observandonos a los tres con cierto rencor.
Estaba molesto porque el menor de los tres, le había ordenado que no hiciera ninguna estupidez y yo había afirmado a las palabras de Steff, todos queríamos salvar a Elena del sacrificio y nada podia salir mal en estos momentos.
—Gracias por estar enamorado de mi novia.—Soltó Stefan.
Ocasionando que la conversación diera otro giro.
Emma suspiro cansada, mientras miraba todo con aburrimiento.
—Eso no es cierto, ¿verdad Damon?—Pregunté mirando al pelinegro, esperando a que lo negara.