Un sueño inter-dimensional

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El líquido me despabiló de inmediato. Cerré el grifo de agua fría y tomé una toalla para secarme. Alcé la cabeza y contemplé mi reflejo. Era mi yo usual. Mis ojos azules grandes hacían un contraste suave con las facciones juveniles, mi nariz pequeña y un poco respingada no era nada masculina y mi cabello de un color rubio común estaba desordenado y caía hasta mis orejas. Sí, no era un sujeto muy atractivo y no había nada de especial en mí.

En unos veinte minutos terminé de alistarme. Me vestí con una playera clara y una sudadera café, un pantalón de mezclilla sencillo y un par de tenis casuales de la marca popular Converse. Arreglé mi cabello con facilidad y me senté en la cama. Miré la puerta del baño al cerrarse y escuché la regadera. Roy tomaba más tiempo que yo. No lo sabía con exactitud, pero había algo en él que me atraía de una forma peligrosa. Suspiré y aguardé.

"Fue sólo un sueño", pensé consternado.

Me repetí una y otra vez aquella frase. No tenía una respuesta con exactitud. El terror de una guerra, específicamente de quedar atrapado en medio de una, era algo indeseado. Aunque no podía ignorar el hecho de algunos detalles, pues todo lo que había sentido me parecía real. Moví la cabeza de un lado a otro y respiré profundo. Dirigí la mano hasta la parte trasera de mi cráneo y aguardé. Allí estaba. Era una pequeña punzada de dolor... ¿o algo más? No pude asegurar.

La puerta del baño se abrió y Roy, portando solo unos calzoncillos y una playera sin mangas, salió con desaire. Se acercó a su mochila y buscó ropa. Roy también era delgado y sus facciones eran un tanto más delicadas que las mías. Su cabello era rubio, pero con destellos dorados. Su piel no era insípida como la mía pues había más color en sus mejillas. Sonreí. Ver a Roy era agradable. Inclusive descubría sus extrañas aficiones por usar ropa de mujer sólo para molestar a su familia. De cierto modo él me parecía excéntrico.

—¿Qué ocurre Ted? ¿Por qué me ves tanto?

La voz de Roy me sacó del trance y sentí el calor en mis mejillas. Retiré la mirada, me levanté atolondradamente y caminé hasta la salida de la habitación con la cabeza agachada.

—Te espero abajo —repliqué avergonzado.

Y sin más abandoné la habitación.

*****

Bajé las escaleras tan rápido como pude y llegué hasta la cocina. Suspiré varias veces e intenté borrar la figura de Roy de mi mente. Preparé unos emparedados sencillos y recordé el incidente durante la noche.

"Debió ser un sueño", me repetí, "un sueño. Nada más. No debería darle tantas vueltas al asunto. Fue sólo una fantasía, sí, eso fue", volví a resolver.

Escuché la voz de mi madre y retomé la atención a mi actividad. Algo me hacía creer lo contrario, como si realmente hubiera estado en medio de una batalla en algún otro sitio, sin importar cuánto me convenciera de que nada había sido real. Pero las sensaciones fueron tan palpables... Respiré hondo para calmarme y busqué una resolución.

"Si Roy no menciona nada entonces es porque únicamente fue un sueño mío", concluí.

*****

Una vez que llegamos a la escuela, Roy y yo buscamos nuestros respectivos lugares. Isaac, un amigo en común, ya estaba en su asiento. Roy e Isaac hablaban como de costumbre haciendo algunas bromas ridículas. A diferencia de nosotros, Isaac era alto, fornido, pelirrojo y de ojos de un tono verde claro, tenía facciones masculinas y su cabello siempre estaba estilizado a la moda.

Yo me recargué sobre el escritorio y usé las manos para sostener mi cabeza. Me sentía como un extraño en estos momentos, pero desconocía la causa.

La Hermandad: el descubrimientoWhere stories live. Discover now