13 Buen anfitrión

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Arrastro mi miserable ser hasta la cocina y encuentro a mi padrino sentado a la mesa comiendo un croissant con Nutella, bastante Nutella.

- Buenos días Gigi. - saluda animadamente -

- Buenos días. - me dejó caer en la silla frente a él - ¿Qué haces aquí tan temprano?

- Soy tu niñera designada. - bromea mientras mastica - Seremos tú y yo contra el mundo mientras tus padres estén fuera.

- O sea, ¿Que yo tendré que cuidarte y alimentarte hasta que mi madre regrese?

- Exactamente. - sonríe ampliamente -

Escucho la notificación de SMS en mi móvil y no tengo que mirarle para saber quién es.

Tomo un pan dulce y lo abro para echarle Nutella. Llega otro SMS.

- ¿A quién ignoras?

- A Christal. - respondo sin rodeos -

- ¿Por eso haz dejado de ir al Refugio? - afirmo con la cabeza - ¿Qué pasó entre ustedes?

Miro la punta de mis dedos. Cohibida.

- Gigi. - se preocupa él - ¿Qué pasó?

- Yo, estoy enamorada de Christal.

Mi padrino eleva ambas cejas, sorprendido. Después me mira calmadamente y me sonríe suavemente.

- ¿Estás así porque amas a Christal?

- Sí, ya sé que es algo normal y que no importa que seamos dos chicas para...

- Espera un momento. - me interrumpe - ¿Amor entre dos chicas? ¿Quién te indujo esa idea? A ver, no es que no pueda ser, solo pienso que estás precipitándote.

- Pero...

- Yo también te amo Gigi. - me dice - ¿Tú no me amas?

- Por supuesto.

- Y también amas a tus padres. - agrega - Pues Christal es tu amiga, tu mejor amiga. - enfatiza - Es normal que se amen entre sí.

- ¿Crees que sea así?

- Gigi yo solo te hablo desde mi experiencia, depende de ti identificar qué es lo que sientes. - me concede - Pero estoy casi seguro de que es así.

Entonces pierde la mirada en el vacío y me mira indescifrablemente.

- ¿Qué es?

Saliendo la pregunta de mis labios se escucha el timbre de la puerta principal en toda la casa. Poniéndome completamente en alerta porque, nunca nadie ha tocado el timbre de mí casa. Entonces llega a mí un suave olor a vainilla que reconocería entre millones de personas.

El timbre vuelve a escucharse y yo quiero que el suelo bajo mis pies se abra y me catapulte hasta el mismísimo núcleo de la Tierra.

Miro a mi padrino pidiendo auxilio.

Ve a abrir la puerta.

Es lo que se limita a decir. ¡Joder! Eso no es ayudarme.

Arrastro mi cuerpo fuera de la silla y camino hacia la puerta principal como si fuese al matadero. No estoy lista para esto.

En cuanto abro la puerta todo el olor natural de ella cae sobre mí golpeando todos mis sentidos. Me mareo un poco, pero me repongo rápido.

Luce...devastada. Desde sus converses gastados, sus leggins negros, el top, la chaqueta y su pelo...

- ¿Azul? - digo -

Ella toca las puntas de sus cabellos y me mira cohibida.

- Es azul depresión. - interviene Dorian, y es cuando lo noto parado ahí detrás - Es su nueva modalidad ahora.

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