61. A la mierda el allanamiento de morada

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—Deja que resuma lo que acabas de explicarme. Quieres averiguar por qué Mattia te odia tanto.

—Sí.

—Él no tiene intenciones de decírtelo.

—Nop.

—Así que quieres que te ayude a descubrirlo.

—Ajá.

—¿Y lo mejor que se te ocurre es colarte en su casa y averiguarlo por ti mismo?

—Bueno, por mí mismo no. Tú me acompañarás.

Melanie se cruza de brazos y me mira de hito en hito.

—¿Eso no es...ilegal?

—Solo si nos pillan.

—Estás loco. Mira, sé que te has obsesionado un poquito con él, pero esto es llegar al extremo.

—No estoy obsesionado.

Mi hermana me observa con una expresión acusatoria. Tiene a Jack en el regazo y hasta él parece juzgarme por lo que estoy diciendo.

—Venga. Es la única manera que se me ocurre de encontrar algo que me diga por qué el chico que me gusta no puede ni verme.

—¿El chico que te gusta? —Doy un brinco y al instante noto las mejillas calientes—. De todas formas, ¿qué esperas encontrar? ¿Un diario que tenga escrito "estas son las razones por las que odio a Hugo Castillo"?

—Sería de mucha ayuda, la verdad.

Mel pone los ojos en blanco y sigue acariciando a Jack. Suspiro y me arrodillo frente a ella. Necesito su ayuda para que esto salga bien.

—Por favor. ¿No nos estamos apoyando últimamente como buenos hermanos?

—Me pides que entre a la casa de unos extraños contigo. Creo que cualquiera me daría la razón al decir que es exigir demasiado.

—Por favor. Es muy importante para mí.

Me contempla sin poder creer mis súplicas y termina suspirando.

—Vale, iré a por mi gorra.

Casi me tiro encima de ella de la emoción.

—¡Te adoro! Espera, ¿para qué quieres una gorra?

—Si vamos a hacer esto, lo haremos a mi manera —adelanta levantándose del sofá—. Yo soy quien ha visto miles de películas y series sobre detectives y asesinatos, así que estoy mejor cualificada para algo así. Es hora de averiguar si el truco de Joe Goldberg funciona en la vida real.

No sé quién es Joe Goldberg, pero la sigo de todos modos por las escaleras y con Jackson detrás hacia su habitación. Rebusca en su armario y me lanza una gorra de color rojo algo vieja. Me insta a que me la ponga y ella hace lo mismo con una negra.

—Primer paso: tenemos que pasar desapercibidos.

—¿Y tu forma de pasar desapercibidos es llevar puesta una gorra?

—Ve buscando un chándal negro.

Suspiro y voy hacia mi cuarto con mi hermana pisándome los talones. Ella no necesita cambiarse porque ya va vestida de negro.

—¿Yendo todo de negro no llamaremos más la atención que vistiendo ropa normal?

—Cállate, quiero vivir mi sueño de espía secreta.

Ya me estoy arrepintiendo de haberla arrastrado a esto y ni siquiera hemos empezado. Me cambio de ropa y bajamos para prepararnos antes de irnos. Mel insiste en que le haga un bocadillo de jamón y queso para el camino y me preparo uno igual para mí. Según ella, los detectives nunca deben trabajar con hambre. Se lo está tomando bastante en serio.

A flote [Libro 1 ✔]Where stories live. Discover now