𝐈𝐜𝐞 𝐂𝐫𝐞𝐚𝐦┃𝐂𝐡𝐚𝐞𝐧𝐧𝐢𝐞 𝐆!𝐏

6.

—Uhm... ¿No te dolerá? —Rosé negó mientras sonreía, acercándose a la mayor, que la veía mientras tragaba saliva y notó sus labios rosados y levemente hinchados de tanto morderlos. La menor sonrió más fuerte al ver una tienda de acampar en los pantalones de la pelinaranja

—No mientras no los aprietes tan fuerte. —Jennie carraspeó, pero llevó sus manos a los pechos de su mayor. Se veían tan... ¿Bien? Cubiertos por esa camisa no tan apretada, pero era una blanca y notó que su bralette era negro, por lo que se notaban.

Sólo los acarició entre sus manos, y después vio cómo la menor llevó sus manos a sus pantalones, riendo.— ¿Te gusta cómo se siente?

Sus lindos labios rosados e hinchados, sus mejillas sonrosadas y sus ojitos abiertos viendo sus pechos de forma fija, relamiendo sus labios al apretar levemente.

—So-son grandes... suaves... puedo sentir cómo se moldean por sólo sentir mis dedos hundirse en tu piel... ¿Se siente bien? —Rosé asintió, viendo a su mayor de forma rara por la forma en la que estaba hablando.

Bueno, puede que estuviera demasiado acostumbrada a la dirty talk porque cuando Jennie comenzó a elogiar sus atributos sintió cómo se sonrojó ante ella, desviando su mirada. No sabía qué hacer, y puede que se sintió realmente elogiada, pero al mismo tiempo avergonzada por sentirse nerviosa ante una friki virgen que ni debería estar tocando a una chica como ella.

Pero, la linda y tierna Jennie puede que mereciera eso por ser tan linda con ella y comprarle helados.

No hay que malpensar, Rosé de verdad ama los helados, un amor que escrita con todas sus palabras y en mayúsculas hace sentir menos el debido amor a las parejas.
Roseanne amaba el sabor de su helado favorito de plátano, amaba comerlo, y cuando notó que con eso llamaba la atención de chicos, le gustaba comerlo más.

Porque a Rosé le encantaba la atención, que la adoraran, que la endiosaran. Amaba cuando veía que la gente comenzaban a dejar de hacer sus cosas para verla, sonriendo. Porque también había algunas chicas pervertidas que, honestamente, Rosé prefería la atención de ellas.
Y la principal era Jennie.

Ahora la chica cual estaba sintiendo un gran bulto entre sus manos. Rió al imaginar el tamaño porque en ese momento, lo sentía grande, ancho. Vio a los ojos a Jennie.
Con sus ojos notó si había algún rastro de incomodidad en el rostro de la menor, pero sólo notó un rostro lleno de placer, que de igual forma, volteó a verlo.

—Me- me gustaría que me hicieras una felación en este momento, pero no sé cómo te sientas tú...

—Yo estoy encantada, Jen. —la pelinaranja asintió mientras sonreía y se dejaba desabrochar el pantalón, pero un timbre interrumpió su encuentro y Jennie golpeó su cabeza con la de Rosé cuando intentó levantarse. Sólo se disculpó.

—Lo-lo siento... Yo tengo que ver si es la pizza, pedí una porque tenía pereza de cocinar algo, espero que te guste la pizza porque es mi favorita, ¿Te gusta la pizza? —y la menor, en lugar de enojarse por la interrupción, sólo rió, caminando con la mayor a la puerta para ayudarle con las cajas de pizzas.

Bueno, podría ser terminando de comer, o luego, porque ya sabía que la menor estaba de acuerdo con eso.

Sólo se apoyó detrás de la puerta viendo de forma descarada sus pantalones, mordiendo sus labios de sólo imaginar cómo sería tener esa polla en su boca.