¿Que pasaría si cambiamos la historia de Kimetsu no Yaiba y envés de que Kaigaku fuera el malo Zenitsu lo es?
Pues de eso trata esta nueva historia de Kimetsu no Yaiba. Zenitsu siempre se considero un inútil y débil ante su abuelo y su "hermano" Kai...
Regresando en donde lo dejamos. El nuevo Kamaboko squad se vistió de mujer (en el caso de Aoi, se vistió de una mujer de la vida galante) para infiltrarse en tres casas. Cada uno iba a ser vendido en casas diferentes, estás eran: la casa Tokito, Ogimoto y Kyogoku. El problema era que todos eran muy feos como para trabajar allí, la única que podía hacerlo era Aoi, sin embargo, Kaigaku obviamente iba a impedirlo a toda costa. Uzui no tuvo de otra más que venderlos a el menor precio posible, "al menos debía de ganar algo", ese era su pensamiento. Para que todo saliera bien hizo que Inosuke y Kaigaku no hablaran por tener unas voces muy masculinas, en el caso de Tanjiro y Aoi no fue así ya que ambos tenían la voz aguda.
-Maldición... Esta ropa me incomoda mucho- Inosuke intentaba quitarse el Kimono a la fuerza, Tanjiro, que vio eso, se lo impidió.
-Inosuke, no hagas eso, apenas vamos comenzando, aguanta un poco más, ¿si?- dijo mirándolo a los ojos. Aunque lo cubría el maquillaje, se podía ver su seriedad en su rostro.
-Silencio. Están levantando mucho la voz- les regaño Kaigaku.
Llegaron a la entrada de la Casa Tokito, allí fueron recibidos por los dueños. Uzui les explico que tenía planes para venderlas y contó una historia muy extraña para que le creyeran. Sumi (Tanjiro) es de una familia pobre que no podían pagar sus deudas, así que vendieron a su hija mayor. Inoko (Inosuke) fue criada por un viejo, al morir, le dejo una enorme deuda que solo podía pagar con su cuerpo. Miku y Aiko (Kaigaku y Aoi) eran dos hermanas huerfanas que fueron vendidas por sus padres a Uzui para tener algo de dinero. Para sorpresa del Kamaboko squad, ambos señores se creyeron la mentira del pilar, incluso se sintieron tristes por el pasado de todas. El problema vino después de la historia, ni la señora ni el señor se atrevían a comprar a alguna, tenían intereses en Aiko, pero aún dudaban si comprarla o no.
-No lo sé... Es que... Son bastantes feas- dijo la señora dudando mucho. Veía a Aoi demasiado, pero no le convencía mucho su físico, a su parecer le falta mucha carne.
-No creo que podamos comprarlas a todas. Es demasiado- dijo el señor algo asustado por la fealdad de todas.
-Se lo ruego. Creo que con ayuda de su señora resplandecerán- exclamó Uzui sonriendo.
-Lo siento, pero...- volteo a ver a su esposa para que lo ayudara, pero solo encontró su cara sonrojada -¡¿Eh?!-
-Podemos quedarnos con las dos del centro. Una se ve muy dócil y la otra se ve que tiene potencial- la señora aún se sentía muy abrumada por el atractivo de Uzui, no podía rechazarlo aunque quisiera.
-Muchas gracias, señora. Cuiden de ellas- dijo manteniendo su sonrisa.
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Todo fue un éxito. Las primeras en ser vendidas fueron Sumi y Aiko, y a un buen precio. Las restantes no fueron tan afortunadas, no las aceptaron ni para limpiar los baños. Esto molesto mucho a Uzui, pues dedico tiempo y esfuerzo para vestirlos a todos, y al momento de la verdad resulta que nadie las quiere comprar. En todo el camino hacia otra casa Uzui se quejo de la fealdad de Kaigaku e Inosuke, tanto que ya tenía hasta el límite al Pilar del rayo. Pero se mantenía a la raya para no causar una escena en medio del distrito.
