Flame | chanmin

- 30 S -

La muestra de tus enseñanzas

Cuatro de la mañana, un frío infernal, ya no lloraba hace horas pero no lograba conciliar el sueño, oculto bajo las tibias mantas que habían sabido arroparlo en esa noche que se sentía tan desierta.
Había subido a los pocos minutos de haber cerrado la puerta, cuando todos se habían ido finalmente, esperando a que las lágrimas dejaran de caer con esa velocidad abismal por sus mejillas empapadas. No lloraba fuerte, siquiera un quejido lastimero de su garganta, por el contrario, estaba odiando no poder detener el silencioso llanto, exhausto del dolor de cabeza que le atormentaba.

No esperó a su madre, incapaz de explicar por qué su ánimo estaba tan desgastado, por qué lucía así de arruinado. Y agradeció que ese fue uno de los días en que ella no entraba a su habitación, muy probablemente creyendo que dormía o estudiaba, sin interrumpir la calma que trataba de encontrar entremedio del malestar físico que lo perturbaba.

Curiosamente, no volvió a llorar como cuando estuvo acompañado, ningún lamento audible, simplemente el agua salada humedeciendo los costados de su rostro y su almohada cuando ya estuvo recostado, hasta que creyó una vez más se había secado por dentro si aquello era posible, luego de largos minutos que parecía no querer cesar el recorrido por su piel, las mejillas irritadas por el constante roce de sus mangas al secarlas.

Kim Seungmin siempre trataba de ser lo más lógico posible respecto a lo que sentía, tratando de descifrar y comprender sus propios sentimientos todo el tiempo para no lastimarse, ni lastimar al resto. Por esa razón se perturbaba tanto cuando tenía a Christopher cerca, sobre todo al comienzo, tratando de entender tantas cosas que jamás antes le habían pasado, causando que sintiera que iba en contra de sus propios valores y principios.

A las cuatro de la mañana el dolor ya no se sentía tan palpable ni tan dañino, al menos no como la primera vez que Yang Jeongin le había roto el corazón cuando no supo ocultar su engaño el día que lo había enfrentado.
No se atacó demasiado con la nueva noticia luego de estar más tranquilo, con la mente menos eclipsada por todo lo que había pasado en la primera planta de su casa, porque aunque doliera demasiado saber que un amigo estaba implicado en toda aquella situación, parecía que ambos habían terminado siendo víctimas de Jeongin.

Yang Jeongin, el chico que llegó a mitad de aquel año a su escuela, con una sonrisa encantadora y unos ojos curiosos que volvían su rostro adorable. Era agradable y muy risueño, además de divertido. Se acercaron rápidamente cuando la maestra lo sentó junto a él, y no tardó demasiado en decirle que gustaba de los hombres, algo que a Seungmin llamó bastante la atención, principalmente porque era ajeno a realidades como esas. De todas maneras, nadie estaba enterado de la orientación de Yang en su familia y eso había hecho que apenas pudiera ir a su casa dos veces, una cuando aún eran amigos, la otra cuando apenas se daban cortos besos simples al recién comenzar su relación.

Y así había pasado las horas, pensando en todo lo que se le venía a la mente, sin un orden específico, menos abrumado, pero igual de sobrepasado por diferentes pensamientos.

Creía en ese momento que su problema más grande era la inseguridad que le aquejaba con tantas fuerzas, ¿por qué no había sido sincero con él desde un comienzo si parecía que tampoco lo quería? Parecía que Hyunjin y él no estaban muy distantes el uno del otro, aunque creía levemente que el mayor la había pasado mucho peor. Él quería muchísimo a Yang, incluso ahora creía que era capaz de decir que lo quería a pesar de todo, pero no lo amaba. Él sabía que no estaba realmente enamorado de Jeongin, como decía estarlo su amigo; estaba seguro que a pesar de todo lo que sentía por el menor, el enamoramiento no se sentía así.
Quizás por eso también dolía un poco menos, después de llegar a esa conclusión luego de semanas pensando en lo que estuvo mal con él y la relación; tanto pensó en ello que en un punto creyó que no estar enamorado era la razón por la que Jeongin había decidido engañarlo, y se detestó un poco al ser tan tangible y lógico cuando se trataba de sentimientos, necesitando siempre sobre-analizar todo.