Te Amo

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Akaza despertó primero, solo necesitaba recargar energías.
Tenía hambre después de todo lo que pasó, ahora no podía ir a cazar pues ya era de día.
Kyojuro despertó unas dos horas después qué el.

Buenos días, amor mío.-Saludó Akaza. El Pilar no esperaba esa muestra de afecto qué solo alcanzó a poner una cara extraña mientras su cara se ponía roja.

Eso es malo para el corazón, no hagas eso.- Lo alejó un poco girando su cabeza para que no lo viera más.

Kyojuro, tengo hambre, alimentame.- ¿Era estúpido o se hacía? Como lo iba a poder alimentar.- Ayer me lastimé demasiado, necesito comer.

Mmm no puedo matar humanos, tendrás que esperar hasta el atardecer.-No le agradaba la idea que tenia que alimentarlo ¿qué podía hacer para que no esperara tanto? Se le ocurrió una idea, no lo llenaría pero al menos lo calmaria.

Empezó a cortar levemente un poco de su piel para que pudiera salir sangre.

¡¿Qué haces?! ¡Detente!- Empezó a salivar el demonio, por mucho autocontrol qué tuviera era difícil hacerlo cuando estaba necesitado por comida.

Solo toma un poco, no te atrevas a comerme el brazo.- Le dijo estirando un poco para que el otro se acercara.

¿Estás seguro? Se que solo será la sangre, pero aun así...- lo miraba con deseo, la saliva empezaba a salir de su boca, se estaba controlando bastante bien.

Está bien, es solo para que puedas calmarte.- Si, estaba nervioso pero fue algo que ya había decidido.
Akaza empezó a absorber para poder sacar un poco más, lamia toda la extensión para no perder ni una gota qué le ofrecía. Sus ojos parecían perdidos, la sangre de su Omega era tan deliciosa, sumándole el olor de sus feromonas qué dejaba salir lo estaban embriagando.

Gracias por la comida.- Agradeció tiernamente, aun con un poco se sangre qué escurria de sus labios.
Besó los labios de Rengoku y empezó a buscar algo con que curar su herida.
No tenía mucho pues el no necesitaba vendas o medicina. Tenía unos cuantos ungüentos qué guardaba de sus víctimas y para vendar solo sacó unos trapos limpios.

Yo también tengo hambre, saldré a buscar algo.- Dijo Rengoku levantándose para salir por la puerta.

Yo creo que vas a querer cambiar tu ropa, está llena de mi sangre.- Es cierto, lo había olvidado.- Te prestaré algo para que puedas salir.

Encontró un kimono qué se veía bien y le pudiera quedar, todo esto eran cosas de algunas personas que mataba, pero eso no se lo diría, sino ni siquiera se atrevería a usarlo.

Regreso en un rato.- Se despidió dándole un beso al demonio, se sentía como una esposa esperando el regreso de su marido.

Pasó al rededor de una hora cuando regresó el Pilar. Traía varios bento qué había comprado, obviamente el le dio el dinero pues salio de su casa sin nada más que su katana.

Era divertido verlo comer con esa linda sonrisa y su voz fuerte qué salía después de cada bocado qué daba.
No tenía mesa ni sillas para que el otro pudiera sentarse normalmente, así que estaban los dos en el suelo viéndose cara a cara.

Kyojuro ¿Quieres que te marque?- Preguntó de la nada, solo vio como el nombrado se quedó con la boca abierta mientras se ponía pálido.- Solo preguntaba, no te pongas así.

Bueno, yo, no lo sé.- Respondió lo más rápido que pudo.- Me da miedo que duela demasiado o que me quedé una cicatriz terrible.

Oye, solo te voy a marcar, no te voy a arrancar la piel.-Tenía una ceja levantada por lo que escuchó. - No sé que clase de marcas has visto, seguro fueran hechas sin consideración a su pareja.

Hasta el atardecer Akaza x Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora